martes 30 de abril del 2024

Aguas del Yí es un emprendimiento familiar que abreva desde su nombre en las aguas del centro del país. Ignacio Nacho Cabeza es el líder de esta idea, ya estableció contactos con cooperativas de viviendas del este del país y gobiernos locales de la región y apunta a diseñar líneas estratégicas de trabajo sostenible.

Como si fuera madera, pero es plástico reciclado
Como si fuera madera, pero es plástico reciclado

“La idea es apuntar al mercado más amplio que podamos llegar porque la logística de envío de productos se puede coordinar a cualquier punto del Uruguay. Estamos ubicados en un punto estratégico, sobre ruta 5. Queremos abrirnos paso en todo lo que sea reservas de agua. Tenemos una gran variedad de tanques y bebederos en poliéster reforzado en fibra de vidrio, también tanques australianos. Contamos con una línea de productos en madera plástica reciclada, piques, postes, tablas, alambres para el agro en todas las medidas, mallas electrosoldadas. Además, servicios tercerizados que van desde análisis de laboratorio de aguas, suelos, granos y alimentos. También, mano de obra con los productos que vendemos de forma de poder darlos instalados en cualquier lugar”, comienza diciendo a El Acontecer.

En plena crisis hídrica se instala Aguas del Yí, con oficina y punto de exhibición y venta. Ese contrasentido que parece no lo es tal, como punto de partida para que los interesados —productores, técnicos, empresarios— piensen a futuro.

“Creo que es un momento en que ya nos dimos cuenta el valor e importancia del agua. Ahora que nos faltó es el momento de poder diseñar distintos modos de reserva de agua para crisis futuras. Esta no será la última; debemos acostumbrarnos a esto. Además de pensar en crear reservorios de agua, apuntamos a hacerlo de forma sustentable, pensar en energía solar por ejemplo. Actualmente, con todos los sistemas de energía solar, podemos poner uno con captador de energía y eso haría funcionar una bomba que pueda extraer agua para un bebedero, un tanque australiano, por ejemplo, en el lugar más remoto del interior del Uruguay, allí donde no llega la energía eléctrica. Ello se piensa para animales, para riego, para el uso que se le quiera dar”, sostiene.

Crear conciencia y actuar

Un camino gradual de conciencia ambiental del cual entiende Ignacio Cabeza “hemos escuchado todos”. Ese conocimiento sobre el bien y el mal respecto del medio ambiente invita a pasar a los hechos, a la práctica, “y llevar acciones que sean favorables con el ambiente, con los ecosistemas de cada lugar. Cada uno sabe de qué manera crear un impacto positivo en el sitio donde está”, entiende el joven empresario.

Las cuestiones positivas de los productos reciclables son relatadas por el emprendedor a El Acontecer. “La madera plástica reciclada existe en el país desde hace mucho tiempo. Es un proceso costoso el pasar de los desechos plásticos a un producto final resistente e ignífugo, que es libre de mantenimiento y que es mucho más duradero en el tiempo. Quizás por eso la inversión inicial sea más elevada que la madera tradicional. Pero pensemos que el eucaliptus colorado es cada día más costoso y se consigue menos. Este es un material que tenemos que darle lugar porque vino para quedarse; a su vez, genera un impacto ambiental positivo”, comenta.

Cabeza ha establecido contactos con empresas constructoras del centro del país, alentando al uso de este tipo de materiales amigables con el planeta. Respecto al eco de sus diálogos, dijo que “ya estamos trabajando en distintos proyectos con carpinteros de la zona. Cuando le fui con la idea que tenía material plástico para procesar y crear cualquier tipo de instalación en madera, ya sea decks o bancos para exterior, le gustó la idea y el desafío. Es como la madera tradicional, a la cual estamos acostumbrados, pero mejor porque dura más tiempo, además de no requerir mantenimiento; es un elemento antivandálico, que no se degrada ni se pudre. Son muchos beneficios”.

Entiende que los gobiernos locales y departamentales deberían apostar a este tipo de elementos, “porque en espacios públicos donde el mantenimiento es necesario y habitual e insume la utilización de recursos humanos cada día, estos materiales no implican volver a pintar ni cuidar en forma cotidiana”.

Contacto

Aguas del Yí se ubica en el kilómetro 140 de ruta 5 y exhibe allí comederos de autoconsumo, bateas para destete precoz, piques y postes.

“Cualquier persona puede pasar y comprobar la calidad del material; con su peso —kilaje— ya se percibe”, manifiesta el empresario, quien establece contactos con los interesados a través del celular 098600530 y el correo aguasdelyi@gmail.com. Del mismo modo, se actualizan a diario los contenidos de las redes sociales, el caso de Instagram como Aguas del Yí.

“La idea de este emprendimiento familiar que estamos arrancando es crear conciencia ambiental. Estamos en el punto de pasar a la acción”, concluye.

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