jueves 9 de mayo del 2024

Hace dos años, Cheril y Rodrigo, junto a sus dos perros y un conejo, decidieron ampliar su “manada” adoptando a un carpincho llamado Juanito. Con cuidados amorosos, lo integraron a su familia, convirtiéndolo en un miembro más.

Sin embargo, una escapada de Juanito desató una angustiante búsqueda que movilizó a toda la comunidad. Tras días de incertidumbre, el reencuentro en pleno centro de la ciudad marcó el final feliz de una odisea urbana. La historia de Juanito es un testimonio del inquebrantable vínculo entre humanos y animales, recordándonos la importancia del amor y la lealtad en nuestras vidas.

Una siestita con el hermano canino
Una siestita con el hermano canino

En ediciones pasadas, dimos cuenta de la odisea protagonizada por un capibara que andaba “paseando” por la zona de la terminal Rodó, provocando una búsqueda intensa por diferentes zonas de la ciudad, interviniendo la policía, taxistas y algunos vecinos, hasta que finalmente dieron con su paradero. El simpático animalito se salvó de terminar en una parrilla, ya que también hubo personas que lo siguieron con esas intenciones, pero por suerte prevaleció la buena acción de quienes intentaron por todos los medios que el animal retornara con su familia.
La historia, una vez que se publicó en las redes sociales de El Acontecer, se viralizó, trascendiendo incluso las fronteras de nuestro departamento. Por ello, quisimos conocer más sobre “Juanito”, el protagonista de la misma.

Criado a mamadera, verduras, frutas y se baña en la ducha

Hace dos años, la familia encabezada por Cheril y Rodrigo, quienes tenían dos perros y un conejo, soñaban con sumar a su “manada” un carpincho. Así, a través de un conocido que criaba, pudieron obtener un ejemplar bebé y, con mucho cariño y cuidado, lo fueron criando.

“Al principio, él tenía un poco de miedo. Luego se fue adaptando a nosotros. Lo alimentábamos con zanahorias con azúcar, pasto, y le dábamos leche en una mamadera. Mi niña lo paseaba en un coche de muñecas y le ponía un chupete. Era como un bebé. Incluso dormía con ella en la cama y se fue acostumbrando a hacer sus necesidades afuera, a bañarse en la ducha. Se subía a las camas y sillones. Era un miembro más de la familia. Hasta que, al ir creciendo y tener ese tamaño, lo tuvimos que sacar afuera porque justo yo estaba embarazada. Como él tomaba impulso y saltaba a la cama, era algo peligroso por el bebé, no porque Juanito le fuera a hacer algo, sino por su peso”, explicó Cheril.

Este simpático integrante de la familia cumplirá dos años en el mes de julio. “Para nosotros, es más que una mascota, es parte de nuestra familia. Anda junto a los perros, él entiende todo. Nosotros le decimos ‘Juanito, ven’, y él viene enseguida. Sabe cuándo va a comer. Cuando llegamos a casa, sale a recibirnos. Lo llamo y entra a la casa. Prendemos la ducha y entra solo porque sabe que se tiene que bañar. En cuanto a su comida favorita, por lejos es la manzana”, aseguró.

Juanito extrañaba y protagonizó una odisea

Cheril, un poco más tranquila, recordó los momentos de angustia que vivieron ante la ausencia de Juanito, cuando estuvo perdido entre la tarde del sábado y la madrugada del martes. Luego de un gran periplo, pudo retornar a su hogar.

“Nosotros lo habíamos llevado hace una semana a una casa que estamos construyendo en una zona rural cercana a la ciudad de Durazno. Allí queríamos darle una mejor vida con más espacio, ya que estamos yendo todos los días. Él tenía un espacio amplio, un tajamar cerca, y creíamos que era lo mejor para él. Pero se ve que extrañó, se escapó, y estoy segura de que lo que él quería era volver a casa, donde fue criado, y por eso arrancó para la ciudad”, explicó Cheril. El sábado, Cheril y su familia fueron a esa casa que están construyendo en el área rural para seguir sumando en la concreción del proyecto familiar y para estar junto a Juanito. Allí notaron que no estaba. De inmediato comenzó la búsqueda, creyendo que había salido a explorar campos vecinos. No tuvieron suerte, y la búsqueda se extendió durante toda la jornada del sábado y domingo.

“Fuimos siguiendo pistas. Nos dijeron que lo habían visto detrás de los tanques de ANCAP. En la noche, nos llegó un video que lo habían visto en la terminal de ómnibus. Enseguida le dije a mi pareja: ‘Ese es Juanito’, y sin pensarlo, salimos volando para allá. Pero cuando llegamos, ya no estaba. Sinceramente, pasamos un mal momento porque nos dijeron que había gente que lo quería cazar para matarlo. Pero por suerte, él se supo defender”, remarcó.

A las cuatro de la madrugada, el reencuentro en pleno centro

Cheril y su reencuentro con Juanito luego de la ardua búsqueda
Cheril y su reencuentro con Juanito luego de la ardua búsqueda

A esa altura, Juanito ya era famoso, y lo andaban buscando, no solamente Cheril y Rodrigo, sino que se habían sumado trabajadores del volante, la policía, y otros vecinos. Finalmente, a las cuatro de la madrugada, el capibara fugitivo fue divisado.

“Luego de una intensa búsqueda sin resultado, nos volvimos a casa ya sin esperanzas de volver a encontrarnos con él. Y nos fuimos a dormir. Hasta que a las cuatro de la madrugada, suena el teléfono, y salté de la cama y dije: ‘Son noticias de Juanito’. Y así era. Nos avisaron que lo habían visto a la vuelta de la escuela 1, concretamente en la calle Wilson Ferreira entre Batlle y Rivera.

Y así, medio dormidos, fuimos, y cuando llegamos, había un taxi en cada esquina para no dejarlo que se fuera de esa zona, porque si no conoce, no se deja agarrar. Y cuando llegamos y lo veo, le dije: ‘Juanito’, y enseguida miró y vino hacia mí porque me conoció, y se notaba que estaba contento por el reencuentro por los sonidos que hace y nos daba besos todo el tiempo. Lo trajimos a casa, se bañó, y enseguida fue para el lugar donde él dormía”.

La hermanita humana dandole el biberón a Juanito
La hermanita humana dandole el biberón a Juanito

Detrás de Juanito, existe una familia conformada por adultos, niños, perros, y un conejo. Por lo que las horas que pasaron sin su presencia fueron toda una odisea que tuvo un final feliz, lo que seguramente quedará como una anécdota por la “revolución” que causó su búsqueda, los peligros que enfrentó, y la repercusión que tuvo su historia.

“Él extrañó, y el error fue nuestro haberlo llevado a una casa lejos de nosotros, pensando que era lo mejor, cuando él aquí tiene su lugar para dormir, una piscina, todas sus cosas, y un amplio patio”. Sin lugar a dudas, se trata de una historia en la que, por encima de todas las cosas, predominó el amor incondicional de un capibara por su familia, demostrando una vez más que los animales muchas veces son más “humanos” que los propios humanos, dándonos una lección que todos deberíamos aprender.

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