miércoles 1 de mayo del 2024

Javier Milei, presidente de Argentina, elevó al Congreso un proyecto de ley que de facto supone la derogación del propio Congreso. Un caso único de suicidio político.

El artículo principal de esta ley ómnibus -de más de 300 artículos- establece que el presidente estará facultado para declarar la “emergencia pública en materia económica, financiera, fiscal, previsional, de seguridad, defensa, tarifaria, energética, sanitaria, administrativa y social hasta el 31 de diciembre de 2025”. El texto indica que el presidente, en este caso Milei, podrá aumentar ese período de manera unilateral dos años más, o sea hasta el final de su legislatura. Así Milei se transforma en monarca, por decir lo menos.

La lectura de esta ley ómnibus parece salida de una de los capítulos de El cuento de la criada una serie de televisión distópica, basada en la novela del mismo nombre de la autora canadiense Margaret Atwood. La trama presenta un futuro distópico en la República de Gilead, un país totalitario y teonómico que se estableció después de una Guerra Civil en lo que una vez fue Estados Unidos.

Sin embargo, lo que pasa en Argentina no es una serie, es la propia realidad. El proyecto incluye medidas como una declaración de estado de sitio constante, con penas de dos a cinco años para quien organice protestas o coordine una reunión o una manifestación. Una reunion de más de tres personas debe ser informada y autorizada. La ley criminaliza la protesta al transformarla en delito. Esto se hace a través de una reforma del Código Penal que castiga con penas de tres meses a dos años a quien “sin crear una situación de peligro común, impidiere, estorbare o entorpeciere el normal funcionamiento de los transportes por tierra, agua o aire o los servicios públicos de comunicación, de provisión de agua, de electricidad o de sustancias energéticas”. El delito de “reunión” es propio de dictaduras. La de Videla en Argentina, la nuestra cívica-militar.

El escritor argentino Martín Caparrós escribió en la red social X (antes twitter): “Muchos no quisieron escucharlo, pero el señor Milei lo venía diciendo desde el principio: la libertad, para él, es un carajo”
La creación de un estado autoritario unipersonal faculta a Milei para prescindir del resto de herramientas legales y constitucionales de contrapoder de la República Argentina. Destruye lo que es la democracia representativa. L’État, c’est moi, es una frase que se le adjudica Luis XIV de Francia y que habría pronunciado el 13 de abril de 1655 ante el Parlamento de París, a los dieciséis años de edad. La expresión identifica al rey con el Estado, en el contexto de la monarquía absoluta. Ahora Milei lo pone negro sobre blanco en el proyecto de ley ómnibus: El estado soy yo.

Por si fuera poco la ley ómnibus incluye una norma que permite asesinar de manera impune: “Quien comete un delito, aun en grado de tentativa, así como sus parientes, en caso de fallecimiento, carece de acción para querellar o demandar a quien hubiera repelido la acción o impedido la huida, aunque no concurrieren los eximentes de este artículo en favor de quien se defiende u obre en ejercicio de su deber, autoridad o cargo”. Es decir, si alguien por alguna razón desiste de cometer un delito y es sorprendido y sale huyendo, se le podrá disparar por la espalda (con un arma comprada legalmente porque será libre el porte) con total impunidad y no habrá manera de exigir responsabilidad penal.

Esta ley, en suma, sirve para abonar el camino a la entrega de Argentina y sus recursos naturales sin que pueda haber protesta social. Lo dijo alborozado y con todas las letras el propio presidente en un programa de la televisión. Dijo Milei en el programa de Mirta Legrand, casi babeándose de alegría que Elon Musk le había llamado para decirle que estaba muy interesado en el litio de Argentina y que otras corporaciones de EEUU también querían hacerse con el preciado mineral.

Cuando asumió como presidente, Milei lo hizo de espaldas al Congreso, era un adelanto de lo que haría. Este miércoles 28 de diciembre, día de los inocentes, entró en vigor el Decreto de Necesidad Urgente. Lo dramático es que no es una broma, es real.

Es difícil encontrar un constitucionalista en Argentina que no lo crea anticonstitucional, pero claro, para Milei es un representante de la casta, como lo son los congresistas que ya piensan en tumbar este artilugio que desarma a la Argentina y que hará que los pobres sean más pobres. Se apuesta por la eliminación de las ayudas y subvenciones al transporte para las clases populares, el fin de las regulaciones para los alquileres que implicará incrementos exponenciales, además de acabar con los controles de precios para la energía y los alimentos. Ello supondrá un aumento del costo de la luz, el gas, la gasolina y los suministros básicos hasta del 700%.

Milei es más de lo mismo: expolio masivo y autoritarismo sobre un pueblo ya castigado por la inoperancia de los gobiernos que lo antecedieron y que pavimentaron su llegada al poder.

Para el final: aquí en Uruguay, por suerte, y a pesar de los problemas, hay un acuerdo mínimo, esto es, la separación de los poderes del Estado para limitar los brotes autoritarios del Poder Ejecutivo. Sin embargo, leo con preocupación y alarma algunos efusivos mensajes de apoyo por el coraje y la valentía que tuvo/tiene Milei por las medidas incluidas en esta ley ómnibus.

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