En 2019, diario El Acontecer presentaba un informe que se apoyaba en un reciente –por entonces- trabajo de la ong Techo, que daba cuenta de la cantidad de asentamientos irregulares de vivienda que tenía el país.
En aquel momento, hace ya tres años, Durazno daba cuenta de 2 asentamientos. Era una de las regiones mejor posicionadas en tal sentido, por detrás de Flores como el único departamento que no tenía viviendas en esta disposición. Y eso que había duplicado la cantidad de viviendas irregulares en núcleos, de uno en 2018 a dos en 2019.
El relevamiento también presentaba datos de la realidad nacional, muy preocupantes. Un total de 656 asentamientos informales en Uruguay, más de la mitad en Montevideo. En segundo lugar estaba Canelones (121) y en tercer lugar el departamento de Artigas (35).Antes de la pandemia de Covid, el único departamento que no tenía asentamientos era Flores, mientras que Treinta y Tres tenía uno solo y Durazno y Río Negro únicamente dos.El trabajo se denominó Relevamiento Nacional de Asentamientos Informales y contabilizó asentamientos y viviendas, no hogares ni personas.¿Qué es un asentamiento?
Para los técnicos que laboran cada día con este concepto, son los grupos de más de 10 viviendas construidas en terrenos sin autorización, sin respetar la normativa urbanística, con carencias en todos o algunos servicios de infraestructura urbana básica y con carencia o dificultades de acceso a servicios sociales.
Cuando la ong indagó un poco más sobre las condiciones de vida en estos asentamientos, se llegó a que el 33% de su población declaraba que accedía al agua potable de forma regular, 41% a energía eléctrica, 85% declaraba no contar con conexión segura a la red de saneamiento.
Más y más
Aquellos datos del año 2019 también deben ser necesariamente contrastados con los del año 2011, bastante más atrás en el tiempo.
El relevamiento de asentamientos irregulares hurgaba en los primeros resultados de población y viviendas a partir del Censo 2011.
El informe del Instituto Nacional de Estadística definía al asentamiento como “el agrupamiento de más de 10 viviendas, ubicados en terrenos públicos o privados, construidos sin autorización del propietario en condiciones formalmente irregulares, sin respetar la normativa urbanística. A este agrupamiento de viviendas se le suman carencias de todos o algunos servicios de infraestructura urbana básica en la inmensa mayoría de los casos, donde frecuentemente se agregan también carencias o serias dificultades de acceso a servicios sociales”.
Conceptualmente la definición divide el fenómeno en dos dimensiones básicas: legal y urbanística. Para que un agrupamiento de viviendas sea considerado asentamiento deben verificarse ambos criterios de clasificación.
En el año 2011 la Intendencia de Durazno reconocía la existencia de algún asentamiento en el departamento, que representaba el 0,3% del total país.
De menos a más
El Acontecer indagó en el histórico de asentamientos irregulares del país, en el nuevo siglo.
En 2006, Durazno presentaba dos asentamientos reconocidos por el gobierno departamental. En 2011, seguían siendo 2. Pero… en 2018 era uno solo, que luego fueron 2 en 2019 y que son 3 en el presente año 2022.
“Se aprecia una tendencia de decrecimiento a nivel de todo el país, aunque la intensidad de esa disminución es mucho menor en el último período en comparación con período anterior. Mientras entre 2006 y 2011 la cantidad de asentamientos cayó 8.5%, entre 2011 y 2018 la disminución fue de 1,3%”, rezaba el informe oficial de Cartografía del año 2018.
“Debe recordarse que aquí se contabiliza exclusivamente la cantidad de asentamientos, no así la población que reside en ellos. También es importante recordar que el número global agrupa casos muy diversos en cuanto a la cantidad de viviendas. Por tanto, el conteo de asentamientos es un proxy indicativo del fenómeno de la irregularidad, pero dista de ser el único indicador relevante para diagnosticar la situación. La tendencia global decreciente muestra diferencias entre las regiones. Así, por ejemplo, el departamento de Canelones tuvo un aumento en el último período, mientras que Montevideo y el resto del país disminuyeron la cantidad de asentamientos”, se argumentaba por parte de los técnicos.
