miércoles 8 de mayo del 2024

El chasque desde Uruguay a Paraguay, el que ayer atravesó Durazno, es un evento internacional que luego recorrerá las provincias de Entre Ríos, Corrientes y Misiones en Argentina.

Fue declarado de interés ministerial por los ministerios de Educación y Cultura y de Ganadería, Agricultura y Pesca y, con base en ellos, también de interés nacional por Presidencia de la República.

La “Marcha al Paraguay 100 años de la Escuela Artigas del Solar de Artigas en Asunción del Paraguay”, a llevarse a cabo durante los meses de marzo y abril de 2024, aterrizará en suelo guaraní.

El motivo es simple y al mismo tiempo grandilocuente: inaugurada el 28 de abril de 1924, el centro escolar uruguayo fuera de nuestras fronteras territoriales cumplirá 100 años.

La escuela pública Artigas es uruguaya, sigue el modelo pedagógico de nuestro país, pero funciona en Asunción, la capital de Paraguay, en el predio donde vivió el prócer oriental sus últimos días. Los entendidos dicen que es modelo educativo en aquel país.

Con dos nombres

La escuela tiene dos nombres: para el Estado de Paraguay se llama “Escuela básica n.° 1161 privada subvencionada” y, para Uruguay, por ley, “Escuela pública Artigas”.

Los paraguayos entienden que es privada porque la administración del centro educativo corresponde a Uruguay. Y los padres deben pagar una cuota voluntaria para su mantenimiento, nunca obligatoria, aunque la colaboración monetaria es la norma.

Para Uruguay es una escuela pública más, con los mismos preceptos varelianos de todas las que están en el territorio nacional: laica, gratuita y obligatoria, y ahora también procesando la transformación educativa implementada aquí.

María José Volpe, una sanducera de 57 años, es directora de la escuela Artigas en la capital paraguaya desde febrero de 2021. Vive en la misma escuela que dirige, en el barrio Santísima Trinidad, uno de los barrios más históricos de Asunción, a donde llegan familias de distintas partes de la ciudad.
Hacia ese centro escolar partieron los mensajes de los niños de Durazno.

Pero, ¿por qué funciona una escuela uruguaya, con el modelo y la currícula de nuestro país, en Paraguay? “Lo primero que hay que señalar es el vínculo entre los dos países, que viene de la época de la revolución. Desde la lucha por la independencia mantienen un vínculo estrecho. De ahí viene la decisión de [José] Artigas de venirse para acá, por la relación con este país”, explicó Volpe, desde Asunción, citada por Primaria.

Artigas llegó en 1820 al país vecino y permaneció durante 30 años, hasta su deceso en 1850. Al llegar, fue recluido en el Convento de la Merced por el entonces presidente paraguayo Gaspar Rodríguez de Francia y, después, fue trasladado a la localidad de Curuguaty, a 400 kilómetros de la capital. Allí Artigas vivió durante 25 años.

“Ya cuando era más viejito, él hizo amistad con el presidente Carlos Antonio López, quien decide traerlo a la zona donde hoy está la escuela, que en aquel momento se llamaba Ibiray, lo que hoy es el Jardín Botánico. Aquel predio, que hoy conforman el Jardín Botánico y la escuela, era llamado La Quinta de López, el presidente. Era de su propiedad”, contó la docente uruguaya. Allí López le construyó un ranchito, donde Artigas vivió sus últimos 5 años de vida, hasta fallecer a los 86.

“Donde está ahora la escuela es donde Artigas terminó sus días. Acá se encuentra el ibirapitá, el que se conoce como árbol de Artigas. Bajo ese árbol él se sentaba a tomar mate, a leer, a enseñar catequesis y a alfabetizar a los niños de la zona”, evocó la directora de la escuela.

El predio cuenta con cuatro hectáreas, y “el árbol de Artigas” es una visita ineludible para los visitantes.
Hay un segundo motivo para el emplazamiento de esta escuela uruguaya en ese lugar geográfico.

Después de la ignominiosa Guerra de la Triple Alianza (1864-1869), en que las fuerzas armadas de Argentina, Brasil y Uruguay se unieron para combatir a Paraguay, en 1885, el gobierno oriental de Máximo Santos tuvo el gesto de devolverle a Paraguay los trofeos de guerra arrebatados y le condonó deudas.

En 1903, el presidente paraguayo Juan Antonio Escurra decidió retribuir el gesto fraterno de Uruguay con otro y le donó el solar donde Artigas había vivido su último lustro de vida al gobierno uruguayo, dado su valor histórico.

Fueron los colorados Baltasar Brum y Héctor Miranda quienes convencieron al ministro de Industria, Eduardo Acevedo, de la importancia de construir una escuela pública uruguaya en ese predio. Y esta abrió sus puertas el 28 de abril de 1924, hace 99 años.

Con 8 maestros

La Dirección General de Primaria de nuestro país explica detalles. Por ejemplo, la escuela tiene 8 docentes (de niveles 4 y 5, más las de 1.°, 2.°, 3.°, 4.°, 5.° y 6.°) y Volpe, la directora. Todas se presentaron a llamados a concurso para trabajar en esta escuela uruguaya en el exterior y los ganaron.

Desde 2017, la escuela es subvencionada por el Ministerio de Educación y Ciencias de Paraguay. Las autoridades de este ministerio suelen visitar el centro educativo y se retiran maravillados por la propuesta pedagógica uruguaya.

¿Cómo operan las maestras uruguayas? ¿Enseñan la currícula uruguaya o la paraguaya? Ambas. O como explica la directora, “es un ensamble, un entramado”, sobre todo en el caso de Historia y Geografía.
“Acá se celebran las fiestas patrias de Uruguay y de Paraguay; se cantan los himnos de los dos países. Es parte de la identidad de la escuela. Los padres que mandan a sus hijos acá ya saben que acá se enseña la historia de Uruguay, pero también la de Paraguay, o la geografía de uno y otro país. Lo mismo con la danza, la cultura, todo es un ida y vuelta”, grafica. Es lo que se podría denominar una escuela binacional.

“Nosotros tenemos los contenidos [ahora también las competencias] de los dos países. Si una maestra da la revolución libertadora de Uruguay, también da cómo se gestó la independencia de Paraguay. O la hidrografia, o la división política de cada país. Todo distribuido en los grados, de manera que cuando el niño recorrió todo el ciclo escolar, pueda haber aprendido todo sobre los dos países”, explicó Volpe en los días previos a este centenario tan particular.

Los niños aprenden como segundo idioma el guaraní, pero también estudian inglés, gracias al Plan Ceibal. Las matemáticas son iguales, pero si hay contenidos en la currícula paraguaya que no estén previstos en la malla uruguaya se incorporan.

La directora dijo que la escuela también está transitando la transformación educativa, vigente en Uruguay. “Acá nosotros ya teníamos una aproximación porque la currícula paraguaya ya estaba por competencias y nosotros tenemos que conocerlas y manejarlas para hacer ese entramado del que hablé”, comentó.

“Uno se da cuenta que la sociedad [asunceña] valora y aprecia la figura de Artigas. Y de la mano de eso viene el reconocimiento a la escuela. Desde sus orígenes, la escuela fue muy reconocida por la propuesta educativa y el plan que desarrollamos; lo valoran. Ellos manifiestan que los alumnos de la escuela Artigas reúnen fortalezas y preparación que no siempre se consigue en las escuelas paraguayas”, contó Volpe en la página electrónica de DGEIP.

Entre otras cosas, la herramienta del Plan Ceibal dotó a esta escuela de un prestigio aún mayor del que ya gozaba. “Esto incluye el pensamiento computacional y el idioma inglés como asignatura. Si bien en esta escuela no hay una computadora por niño y no se la pueden llevar al hogar, hay unas cuántas laptops en una sala virtual, donde tienen materias por videoconferencia y otras para uso en el aula”, señaló.

“Acá se da algo muy interesante”, acotó la directora. “Vienen generaciones enteras de familias. Vinieron los abuelos, después los hijos y ahora vienen los nietos”, agregó. Si bien no tienen lista de espera, es una escuela con alta demanda.

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