jueves 9 de mayo del 2024

Este viernes 17 se cumplieron 50 años del inicio del caso Watergate. El suceso empezó con la detención de cinco hombres por el allanamiento en el edificio Watergate donde funcionaba una oficina del Partido Demócrata.

El FBI encontró allí una conexión entre los ladrones y del dinero negro utilizado por el Comité para la Reelección del presidente, la organización oficial de la campaña electoral de Nixon y el Partido Republicano. Gracias a los testimonios de antiguos funcionarios y personal de Nixon se descubrió que el presidente tenía en sus oficinas un sistema de cintas de grabación y muchas conversaciones habían sido grabadas ilegalmente. Un fallo de la Corte Suprema de Estados Unidos dictaminó por unanimidad que el presidente debía entregar las cintas a los investigadores gubernamentales. Las grabaciones dejaron en claro que Nixon estaba involucrado en el caso de espionaje y estaba al tanto del asalto de las oficinas del Partido Demócrata. Tras un proceso investigativo a nivel legislativo, Nixon renunció a la presidencia el 9 de agosto de 1974. Un mes después, su sucesor, el también republicano Gerald Ford, le concedió el perdón al expresidente. El escándalo Watergate destapó múltiples abusos de poder por parte del gobierno de Nixon y afectó a un total de 69 personas, de las cuales 48 fueron encontradas culpables y encarceladas, muchas de ellas altos funcionarios del gobierno.
Desde entonces, el nombre “Watergate” y el sufijo “gate” se han convertido en sinónimo de escándalos políticos en el mundo entero.
Este jueves leí en la publicación The Conversation un artículo a propósito del caso Watergate (https://theconversation.com/watergate-cuando-el-periodismo-salvo-la-democracia-184803) escrito por Eva Aladro Vico, Profesora Titular de Teoría de la Información, Universidad Complutense de Madrid, titulado “Watergate: cuando el periodismo salvó la democracia”.
En el artículo, Aladro Vico destaca el trabajo del periodismo serio como pilar de defensa de la democracia.
Dice: “Watergate no ha sido ni el primero ni el único de los casos célebres en que el periodismo se convierte en el ojo público que vigila por nuestros derechos y libertades. Esta profesión, a la vista de todos, existe para defender nuestros sistemas de libertad y de respeto a la verdad y protegernos del desastre. Hoy, más que ayer, recordar Watergate es volver a defender nuestro futuro”.
El periodismo serio, es cierto, es una valla para desenmascarar o frenar a quienes ejercen el poder de manera ya sea ilegal o abusiva, siempre que puedan hacerlo, y no caigan por las balas, como ocurre en muchas partes del mundo. Y en este sentido hay malas noticias, porque cada vez son más los países que viven bajo regímenes dictatoriales, que justamente no permiten un periodismo libre.
Según estudios del Instituto V-Dem de la Universidad de Gotemburgo, el 70% de la población mundial, es decir, unos 5.400 millones de personas, viven en el seno de dictaduras. Una década antes el porcentaje de personas que vivían en estos sistemas autoritarios era del 49%.
Las cifras más altas de democratización global fueron las de 2012, cuando había 42 democracias liberales en el mundo. Estas no incluían solo un Gobierno del propio pueblo por vía de la representación, sino que estaban regidas por el Estado de derecho y aspiraban a cumplir los derechos humanos fundamentales. En 2021, esa cifra cayó hasta las 34 democracias liberales, lo cual implica que solo el 13% de la población mundial vive en una democracia estrictamente hablando. (https://v-dem.net/media/publications/dr_2022.pdf)
Y hay muchos espacios a través de los cuales se ataca a la democracia. Ya no es desde los cuarteles como vivimos en el pasado; las redes sociales es uno de ellos, por cuanto no se ha cumplido aquello de que iban a democratizar la información. Por el contrario, se han transformado en espacios donde circulan noticias falsas. Así surgió, a caballo del (mal) uso de las redes un Donald Trump, que llegó a presidente de Estados Unidos y puede regresar a la Casa Blanca, a liderar justamente el país donde se dio el emblemático caso de Watergate. O hemos podido ver en la región, en Brasil, como llegó al gobierno Jair Bolsonaro, o en Reino Unido Boris Johnson, por ejemplo.
Cunde la autocratización que significa que las democracias se desmantelan, y esto lo hacen en gran medida los líderes electos que derriban las instituciones democráticas: los medios de comunicación, la sociedad civil, las organizaciones independientes y el poder judicial. La autocratización parece estar cambiando de forma a través de mayores niveles de polarización, desinformación y golpe de estado.
Si no se toma en cuenta y se combate esta nueva manera de erosionar la democracia, seguirá creciendo la población que vivirá bajo regímenes ya sean autocráticos como Rusia o con democracias liberales rengas.

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