El incremento de la violencia en la sociedad que se ve reflejado en los llamados ajustes de cuentas tiene a las autoridades en estado de alerta constante pero a la vez ha generado, en los últimos días, varios cruces políticos entre oficialismo y oposición. En verdad nada nuevo.
Lo nuevo son los actores y su ubicación en el espectro político. Cruces políticos con otros actores, ahora es Luis Alberto Heber, el ministro del Interior, como antes lo fue Eduardo Bonomi. Es decir lo que dicen unos y otros, oficialismo y oposición, no difieren a lo que se decían cuando los papeles estaban cambiados.
Y mientras los que hoy están en el gobierno culpan a los que antes estaban en el gobierno de lo que pasa en la sociedad, esto es el incremento de la violencia, esta crece y se hace, paradójicamente, más violenta.
Y así como con solo observar lo que pasaba en otras partes del contienen se pudo advertir en el pasado que tarde o temprano Uruguay se iba enfrentar a una situación similar, hoy se puede observar y adelantar que lo que se viene va a ser más duro y más violento.
Es que los grupos criminales uruguayos empiezan a copiar las tácticas de los grupos criminales de México y Colombia, y eso puede, por ejemplo, darse en homicidios selectivos de agentes de policía en zonas donde el narcotráfico se hace fuerte. Los ataques a policías son cosas de todos los días y eso es parte de una estrategia que se aprende en la cárcel.
Con la imitación de algunas de las acciones más ominosas contra la seguridad en México y Colombia, la violencia criminal de Uruguay puede, si eso no se frena, superar las capacidades de las fuerzas policiales.
Y contra lo que se puede esperar, este tipo de acciones no se dará en la capital del país, sino que ya se comienza a visualizar en la zona fronteriza con Brasil.
La guerra localizada entre pandillas en el estado brasileño de Rio Grande do Sul ha desatado una crisis de seguridad al otro lado de su frontera esto es en Uruguay.
La confrontación entre dos pandillas brasileñas —Os Manos y Os Tauras— ha sido el punto de mayor violencia en el departamento de Rivera.
El grupo Os Manos ha estado enfrentado a la agrupación Bala na Cara (Bala en la Cara o BNC) por el control de los lugares de drogas a lo largo de la frontera.
La guerra entre las pandillas de Rio Grande do Sul, en Brasil, no conoce fronteras.
Los Bala no Cara se iniciaron como brazo armado de Os Manos, dedicados a asesinatos por encargo para el grupo. Pero se dice que han tenido choques con BNC con la expansión de ambas organizaciones en el interior de Rio Grande do Sul.
Y en años recientes, ha habido enfrentamientos entre ambos grupos en territorio uruguayo pues ambos se disputan el control de las economías criminales a lo largo de la frontera.
BNC estaba ganando control y territorio sobre el narcotráfico a lo largo de la frontera entre Brasil y Uruguay hasta que Os Manos los enfrentaron en 2018.
Entre tanto, la banda Os Tauras ha tratado de desplazar a Os Manos y de establecer su control a lo largo de la frontera.
Os Manos, que presuntamente recibe sus suministros de armas y drogas del Primer Comando de la Capital (Primeiro Comando da Capital, PCC) de Brasil, ha usado su poder de fuego para hacer retroceder a Os Tauras por medio de emboscadas selectivas. Una investigación de InSight Crime reveló Os Manos aliados del PCC operan en el puerto de Montevideo.
La extensa frontera, de difícil control, hace que la zona sea atractiva para las pandillas brasileñas que intentan expandirse más allá de las economías criminales localizadas.
Esto es lo que está pasando en el norte del país, pero en el centro político, en Montevideo, gobierno y oposición se lanzan culpas y responsabilidades sobre la ola de inseguridad.
Como dice el refrán: No hay peor sordo que el que no quiere oír.