Para las trabajadoras rurales todo es más complejo. Y así sea setiembre, mayo o marzo, el tercer mes del año elegido convencionalmente para celebrar el Mes de las Mujeres.
Las mujeres del campo, allí afincadas y allí trabajadoras, son madres de familia, esposas, hijas. Muchas tareas en la empresa agropecuaria, sea grande o muy pequeña, además de las cuestiones familiares que siempre se deben atender.
Y algunas de estas mujeres le suman la actividad gremial, como el caso de María Celia Flores, actual presidenta del Sindicato Único de Trabajadores del Tambo y Afines (SUTTA) y dirigente de la Unión Nacional de Asalariados, Trabajadores Rurales y Afines (UNATRA).
Para ella el próximo 8 de marzo no será un día más, puesto que habrá que poner en máxima visibilidad a la mujer rural del Uruguay. Si bien abril contiene fechas y celebraciones especiales para las mujeres del campo, marzo no puede ser la excepción.
“Hay muchas reivindicaciones para hacer basados en una realidad y contemplar todo, las situaciones de todas las partes. Tenemos un Consejo de Salarios que se viene en el próximo mes de julio donde habrá que negociar mucho y donde hay que ser creativos en la negociación para lograr un montón de cosas que se pueden lograr pero basados en el diálogo de las partes”, comienza diciendo en diálogo con El Acontecer.
La agenda oficial del mes de marzo, que emana desde la centralidad de Montevideo… ¿las comprende?
“Nosotras tenemos previsto ir directamente a Montevideo y participar en las movilizaciones que tengan lugar en la capital del país, participar directamente y marcar presencia de las mujeres rurales. Pedimos ser más visibles, queremos que se habilite el hecho de estar en las mesas de negociaciones. Que se habilite el hecho de estar en un secretariado, nuestra participación de mujer rural que es un ámbito totalmente diferente a una oficina, a un montón de cosas… con tiempos diferentes y también metodologías de trabajo distintas, pero queremos que se nos escuche porque tenemos mucho para aportar”.
El reclamo
Las mujeres rurales se movilizan desde Blanquillo y La Paloma, en el departamento de Durazno. Porque se ha elegido estas zonas para hacer el lanzamiento nacional del mes. También en Puntas de Maciel, donde reside María Flores. Lo propio en Canelones, donde está el grueso del cerno gremial.
La consulta pasa por saber si hay interés de las nuevas generaciones de mujeres rurales en sumarse a esta forma de vida, que nuclea el bien individual con tiempo para trabajar por el bien común.“Hay interés en la medida que les demos las herramientas para que se puedan sumar, porque si vos no tenés herramientas para ir a Montevideo y todo se centraliza allí, ahí está la diferencia. Yo quiero actividades en mi territorio. También tengo hijos que van al liceo, cosas para hacer, por eso quiero más descentralización de los ambientes de diálogo. Siempre digo que hay organismos que deberían trabajar en conjunto, hacer cadenas en conjunto por ejemplo con el Mides. Porque se escucha mucho logro conquistado para ciertos sectores, pero ¿para las trabajadoras rurales? ¿Qué es lo que hay? También informar porque hay mucha informalización. En el caso de los recibos de sueldos, vimos el otro día a una cocinera que ni siquiera en su caja está. Hay que habilitar los ámbitos de informar. Así como se sabe del 30 de abril eso nos preocupa desde el Estado, que se informe y que se hagan spots con los derechos de las trabajadoras rurales”, indicó María.
Con voz propia
La mujer que habita y trabaja y vive en el campo sufre la coyuntura. La sequía, la emergencia agropecuaria, los malos momentos, no le son ajenos. Flores lo describe desde su propiedad, “es una cadena productiva y vivimos de la vaca. Si la vaca no tiene pasto… hemos tenido que sentarnos a negociar que no vaya gente al seguro y buscar las mejores alternativas. Somos realistas de lo que se vive hoy. A futuro, espero y tengo la esperanza que haya un 8 de marzo atípico a partir de nuestra participación en Montevideo, que se nos escuche y que esto sea a largo plazo. Que esas mujeres sean visibles, que nadie hable por ellas, que ellas hablen por sí mismas. Porque todas tienen voz y realmente que tengan su lugar ya que somos el primer arranque de la cadena productiva en el Uruguay”, completó la gremialista.