En el día de ayer, en Sarandí del Yí, se desarrolló una jornada en la que se abordó la importancia del tema reciclaje de los envases plásticos. En dicha actividad participaron alumnos y docentes de la escuela número 74, integrantes de la cooperativa El Fogón y funcionarias de la División Medio Ambiente del Departamento de Desarrollo de la IDD.
Quienes estuvieron a cargo del taller, hicieron hincapié en la importancia de la recolección de plástico mediante botellones que se encuentran en diferentes lugares de la ciudad, donde luego, en un trabajo de esfuerzo mancomunado, los integrantes de la Cooperativa Agraria El Fogón participa y ayuda en el trabajo de poder compactar y enfardar las botellas recolectadas para que su transporte sea más seguro y organizado. Posteriormente, estos fardos son comercializados a una planta de reciclaje quienes se encargan de fabricar diferentes insumos con estos plásticos.
En este proceso de educación, concientización y puesta en práctica del proyecto ha sido fundamental el compromiso de las tres instituciones antes mencionadas y el resultado a la vista es que día a día, aumenta el número de envases que los propios vecinos depositan en los enormes botellones colocados en algunos puntos de Sarandí del Yí, uno de ellos en la vereda de la propia escuela.
Es importante señalar que los recursos obtenidos por la comercialización del plástico son entregados íntegramente a la institución educativa.
Proyecto que comenzó a dar sus primeros pasos en noviembre de 2021
Los alumnos y docentes de la escuela número 74 de Sarandí del Yí comenzaron a trabajar en este ambicioso proyecto en noviembre del año pasado, el que llevó varias semanas de estudio y preparación. Lo primero fue visibilizar la iniciativa a través de una novedosa campaña donde se involucró a todos los vecinos sarandiyenses.
Todo comenzó cuando un grupo de vecinos se reunió con el propósito de buscarle una solución a los residuos de Sarandí del Yí, quienes tomaron como punto de encuentro a la propia escuela para discutir algún tipo de solución, donde incluso se llegó a redactar un proyecto que se presentó a las autoridades del municipio. El mismo refería a la recolección de plásticos, hacer una clasificación de residuos domiciliarios y en el futuro poder llegar a tener una planta recicladora en Sarandí del Yí.
Para los vecinos, si bien el proyecto era bastante ambicioso, entendían que no era imposible de lograrlo. Golpeando puertas, encuentran en la división Medio Ambiente del Departamento de Desarrollo, algunas herramientas para comenzar con la recolección de plásticos. El siguiente paso, fue darle difusión a esta iniciativa, primero con los alumnos que concurren al centro educativo y a través de ellos llegar a sus familias y es en esta instancia que se logró juntar un importante volumen de plásticos.
Ese material recolectado, luego tiene como destino fábricas ubicadas en Canelones y Montevideo donde serán reciclados por lo que, desde lo local, se entiende que se trata de un proyecto que impactará positivamente en la sociedad.
Los envases que deben se recolectados son todos aquellos de uso doméstico como los de refrescos, agua mineral, bidones de plástico de vino, shampoo y de aceite. Si bien las fábricas destinatarias de este material para el posterior reciclaje abonarán una suma por los mismos, dichos recursos no serán muchos si se tiene en cuenta que el valor del kilo de plástico se estima en los cinco pesos y para juntar un kilo se necesitan muchos envases. De todas formas, en este caso, lo más importante no es lo económico sino lo ambiental y poder comenzar a concientizar a la sociedad sarandiyenses sobre el peligro que tiene el plástico descartado en cualquier sitio sin control y con esa conciencia creada poder avanzar luego en otros aspectos vinculados a los residuos.
Felizmente hay varias experiencias
Con esta propuesta de la escuela número 74 de Sarandí del Yí, son varias las iniciativas de similares características en marcha en nuestro departamento ya que la primera se impulsó en San Jorge, a través de la escuela 34, de la cual diéramos cuenta en ediciones anteriores, luego le siguieron Blanquillo y Cerro Chato, creando una conciencia colectiva responsable sobre el cuidado del medio ambiente a través de los niños como sensibilizadores, para hacernos ver cómo debemos actuar, pensando en el presente y el futuro del mundo que nos rodea.