Octubre prepara sus valijas, pero en el calendario del año 2022 aún ocupa su espacio como el mes de las mujeres rurales. Durazno, departamento, tomó protagonismo inusitado a partir de que la localidad de Blanquillo fue epicentro de la celebración de todas las mujeres del campo, con presencia del Presidente de la República y otras autoridades, con asistencia de más de 150 representantes del agro de todo el país.
Y las Cooperativas Agrarias Federadas (CAF) no han permitido que el mes se ausente sin rendirle homenaje a las mujeres, y si son cooperativistas, más aún.
“Desde CAF conmemoramos el Día Internacional de la Mujer Rural compartiendo los testimonios de tres mujeres rurales de distintas generaciones y provenientes de distintos puntos del país, pero con denominadores en común: el amor por el campo y la apuesta por el cooperativismo”, se expresó desde la institución, a través del testimonio de tres mujeres, de las cuales una es actualmente la vicepresidenta de la Cooperativa El Fogón CAL de la ciudad de Sarandí del Yí.
Además de las palabras de Avril Malán de CRADECO y Stefanía Silveyra de CAF, la entidad destacó el aporte de Laura Serena, integrante de la Comisión Directiva de El Fogón.
Cada 15 de octubre
Hace 15 años, las Naciones Unidas establecían que cada 15 de octubre se conmemore el Día Internacional de la Mujer Rural, como forma de “reconocer su función y contribución decisiva en la promoción del desarrollo agrícola y rural, la mejora de la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza rural”.
Las mujeres rurales representan una cuarta parte de la población mundial y trabajan como agricultoras, asalariadas y empresarias. En Uruguay, juegan también un rol clave en las cooperativas agrarias, donde ejercen distintos roles. A partir de allí se destaca el aporte de Laura.
“Como pequeña productora, trabajar en la cooperativa me amplía posibilidades. Nos permite unirnos para ayudarnos y crecer juntos”.
Si bien su trayectoria como productora rural inició hace 25 años, cuando heredó y junto a su esposo comenzó a trabajar un predio ubicado en Colonia Gallinal (Florida), Laura sostiene que recién este año, junto con la jubilación, le llegó el momento de dedicarse “de lleno” a las tareas rurales.
La entrevistada es oriunda de Sarandí del Yí, tiene 59 años, es profesora de Literatura y trabajó con adolescentes de Secundaria y UTU durante 36 años. También es socia de Cooperativa El Fogón desde hace 15 años, donde ha desempeñado diversos roles y actualmente integra la Directiva y CEFIC (Comité de Educación Fomento e Integración Cooperativa).
Tareas comunes
“Hasta el año pasado, congeniaba las dos actividades: me dedicaba a la docencia en la ciudad y los fines de semana nos íbamos a atender el establecimiento, donde en familia producimos vacunos y lanares”. El interés por la producción de cordero pesado –emblema de la zona- fue el que los llevó hace 15 años a vincularse con la cooperativa, para tratar de aprender.
“Ahí empezamos a conocer cómo es trabajar cooperativamente y nos gustó, porque nos sentimos acompañados y apoyados, a la vez que nos dio la oportunidad de aprender con otros productores. A los pequeños productores, la cooperativa nos ofrece muchas herramientas, como la posibilidad de comercializar nuestra producción y recibir apoyo técnico para mejorar los resultados de nuestro trabajo. Esto es clave: los productores necesitamos compartir experiencias e innovar porque trabajamos en algo fundamental para el mundo como lo es la producción de alimentos”, enfatiza en la web de CAF.
Laura percibe cambios positivos con respecto a la situación de la mujer rural. “Hasta hace poco se la veía acompañando, pero últimamente ha tomado mayor protagonismo. Veo muchas mujeres dirigiendo emprendimientos rurales y veo muchas que destacan en distintos ámbitos, incluso en las cooperativas agrarias. Esto nos permite trabajar de otra manera; las mujeres han dignificado la tarea rural”, concluye.