¿Cuándo comenzó a morir Lucas? ¿Alguien tiene la respuesta? ¿Fue cuando el destino le condenó a sufrir crisis psiquiátricas? ¿Fue cuando el funcionario policial disparó dentro de su domicilio?.
Hoy Lucas ya no está. Su historia se replica en medios de comunicación de todo el país, tomando en cuenta la muerte violenta a manos de la policía de Durazno. La familia está dolida de ausencias, la de Lucas, aquel joven cuyo nombre no luce en remeras, pero se cita a menudo en Fiscalía y en la Jefatura de Policía del departamento.
Testimonio de madre
El domingo 12 de mayo fue la fecha fatal. Lucas comenzó a morir cuando su familia llamó al 911 para que los agentes policiales intervinieran, buscando ayuda para remitir la crisis que sufría.
El joven de 23 años de edad que buscaba ser profe de Educación Física, siguió muriendo cuando se resistió a la ayuda, cuando la violencia campeó en aquella casa familiar.
“Era lunes 12 de mayo, a las 23 horas me llama mi hermano, yo ya estaba acostada. Me dice que Lucas andaba arriba de la casa. Lucas es un paciente de salud mental, hace 5 años que venimos luchando contra su enfermedad. Lucas baja, entra para la casa, me insultaba. Llegó su hermana que vive pegado, Florencia, y le dijo ‘Lucas, déjate de andar molestando y quédate quieto que estás solo con mamá’. Lucas le pegó una cachetada, ella vio que se había alterado y llamó al 911, que vinieran a buscarlo y lo llevaran para el hospital porque hacía días que venía mal. Estaba descompensado, no comía, molestaba a los vecinos de enfrente. De hecho, dos días antes tuvimos que ir a Violencia Doméstica a hacer la denuncia que Lucas estaba molestando, y hay una señora mayor de edad que tiene problemas cardíacos, le sube la presión y la hija no quiere que le pase nada a la madre. Precisamente la hija nos dijo que tenían armas los vecinos, que estaban todos armados, no queríamos que le pasara nada a Lucas y tampoco a la señora. El lunes me quedé esperando que me llamaran de la comisaría por Lucas, para que lo internaran, porque si bien tenía que hacer un tratamiento e ir a los controles con la siquiatra, se negaba y nunca iba. Ese lunes no me llamaron y de noche ocurrió eso”.
Quien habla con El Acontecer es la madre del joven, Silvia.
Su relato se expande por los juzgados, semanarios de Montevideo, medios electrónicos. Quiere hacer saber, desde su calma y mesura, los hechos tal como sucedieron en aquella fatídica noche.
Lucas era el varón de cinco hermanos. Las cuatro hermanas hoy rodean a su madre, le contienen.
Haciendo historia, el primer intento de autoeliminación de Lucas fue en el año 2020, tiempos de pandemia.
Al perder a su abuela, Lucas intentó quitarse la vida cortándose las muñecas con apenas 19 años de edad. Desde entonces, quizás comenzó a morir. Más intentos, más siquiatras y medicación. Esquizofrenia comenzó a ser una palabra común en el hogar.
Descompensado el 12 de mayo, Florencia –una de sus hermanas- llamó al 911. Pero aquella intervención policial no sería igual a las anteriores, las que se repetían en promedio, tres veces por año.
Silvia nos sigue contando.
“Ya cuando se bajaron los policías del móvil venían armados con escopetas y una pistola. Se bajaron, yo estaba en el pasillo de casa y nunca me preguntaron qué pasó y cómo se llamaba el muchacho. Cero diálogo. Lucas estaba parado en el pasillo, con el cepillo de dientes en la mano, descalzo. Cuando los vio armado los empezó a insultar, la agente femenina Lourdes Samaniego me dijo que me metiera para adentro y cerrara la puerta. Yo entré pero no cerró, porque es una puerta de chapa y tiene vidrio y si se rompe me iba a lastimar. Empezaron a dispararle, yo sentí los disparos y Lucas se metió para adentro de la pieza y cerró la puerta con un pasador. Me pidieron permiso para entrar por el pasillo, les dije que sí pero sin saber que venían con malas intenciones. La puerta estaba trancada, yo les dije que no le pegaran muy fuerte porque tenía apenas un pasador. En menos de cinco minutos me sacaron el gurí muerto de adentro, casi, esposado, ensangrentado, lo llevaban en andas cuatro policías. Yo no podía creer lo que estaba viendo. Si bien los insultaba, en ningún momento arremetió contra ellos ni les tiraba nada”.
¿Tirar a un hijo a la calle?
Su tono es monocorde y cada detalle es vívido, permitiendo imaginar al menos algo de aquella tragedia, en la noche fría de mayo.
De aquellas intervenciones pacíficas de la policía, nada quedó.
Cuando la madre del joven habló con Semanario Brecha, le dijo “siempre se burlaban de nosotros. La señora nos trataba mal e, incluso, una vez una de las funcionarias me dijo que lo que tenía que hacer era tirarlo para la calle. Yo le decía que esa no era la solución. ¿Tirar a un hijo a la calle con problemas? En vez de intentar incorporarlo a algún lado, la respuesta era que lo tiremos”.
Con Lucas en casa, su madre soportaba situaciones tensas. La violencia campeaba. Optó por quitar de la circulación hogareña aquellos elementos con los que el joven podría dañarse, por ejemplo, cuchillos y tijeras.
Las descompensaciones subían de tono, con insultos y delirios, solamente la medicación que podía aportar una especialista aportaban tranquilidad al hogar.
El abogado de la familia es el Dr. Juan Straneo. En declaraciones a medios colegas de la ciudad de Montevideo, señaló “los policías en ningún momento pusieron paños fríos a la situación. Estaban tratando con una persona con patologías psiquiátricas, diagnosticado y descompensado”.
Lucas jamás tuvo un cuchillo en la mano. Según lo que determinó Policía Científica se trataba de una espátula sin filo.
Sin alerta disuasiva, según el abogado, comenzaron los disparos que luego le quitaron la vida a Lucas.
El joven comenzó a morir cuando la munición no letal, disparada a corta distancia, se transformó en mortal. Los disparos llegaron en forma directa al cuerpo de Lucas. Los primeros impactos se produjeron en el costado derecho de la zona abdominal y en el brazo. Luego, fueron más disparos directo hacia el pecho. No hicieron más que matarlo, a quemarropa, según los testimonios de la familia.
En estado de shock
Silvia le siguió narrando a El Acontecer.
“Cuando vi eso no podía creer, quedé en shock. Salí detrás de ellos, justo venía mi hija Melisa y me llevó para el hospital. Melisa vio cuando los policías lo tiraron como un perro a mi pobre hijo, lo metieron para dentro del móvil. Ahí le rompieron los dientes, le lastimaron el pómulo, no le hicieron presión en la herida que iba sangrando y dejando el reguero de sangre. Llegamos con Melisa al hospital pero ellos no lo llevaron para allí, lo dejaron en el sanatorio de Camedur. La doctora que lo recibió trabaja en el mismo sector que mi hija, Melisa. Preguntó qué había pasado porque lo dejaron hasta esposado a Lucas en la emergencia. Le dijeron que se había querido autoeliminar con un cuchillo pero cuando la doctora lo mira, tenía un agujero en el pecho. Con el otro médico que estaba al lado de ella se miraron y dijeron ‘esto no se hizo con un cuchillo’. Lo enviaron para operarlo para salvarle la vida… 23 años tenía mi hijo”.
La voz se le quiebra. No puede continuar con la charla. Habla de su hijo y sabe que ya no estará más con ella. Es consciente que su familia se truncó.
Cuando toma aire, puede seguir dialogando con el diario de la ciudad.
“No pudieron operarlo porque estaba desangrado y tenía tremendo agujero en el pecho. ¿Qué le iba a poder hacer la doctora? Nosotros ni sabíamos qué le habían hecho dentro de la pieza al gurí”, narra entre lágrimas.
Las hermanas de Lucas tuvieron tiempo para hablar con la doctora que le atendió en emergencias.
¿Qué tenía, doctora?
Tenía como un hachazo, no pudimos hacer nada.
Silvia quiere justicia. Sabe que nada ni nadie le devolverá la vida a su Lucas, pero quiere que –al menos- descanse en paz.
“Yo quiero que se haga justicia, porque todos los policías vinieron agresivos. No vinieron como otras veces cuando le hablaban, lo convencían y lo llevaban. Esta vez totalmente fuera de control, y terminaron con mi hijo muerto en 5 minutos. Esto no puede quedar así, todo el mundo se tiene que enterar lo que le hicieron a mi hijo. Era un paciente de salud mental, un muchacho joven, tenía derecho a la vida aunque se descontrolara y estuviera algunas veces internado. No tenían por qué tratarlo así. Yo quiero justicia, que pague el que tenga que pagar y que todo el mundo sepa lo que hicieron esos policías cuando vinieron a buscar a mi hijo”. El tono ya dejó atrás las lágrimas. Aflora la rabia, el enojo. Es una madre furiosa, que no descansará hasta que alguien sea señalado como culpable por la muerte violenta de Lucas Pedrozo.
“En breve quedará resuelto”, dijo el Jefe de Policía, Gabriel Lima
Este jueves el jefe de Policía de Durazno, Comisario Gabriel Lima, se reunió con autoridades del Ministerio del Interior. En conjunto, dialogaron con familiares de Lucas Pedrozo.
“Estuvimos con la hermana y el abogado (Straneo), estuvo el subdirector ejecutivo de Policía Nacional conjuntamente conmigo, estuvimos hablando de toda la situación, de lo doloroso que es para todos los ciudadanos en general.
Pusimos todo el apoyo a disposición de Fiscalía, todos los elementos para que esto quede claro y se haga justicia. Le dimos al abogado mi tarjeta personal, para que cualquier pericia que sea necesaria lo pueda hacer directamente. La investigación tiene un sumario administrativo hacia un funcionario policial, hay una investigación judicial con Fiscalía de 2do Turno. Está avanzada, Fiscalía espera pues aún no tiene los resultados de la pericia forense del médico. A nivel nuestro está todo encaminado, para dar garantías y transparencia se le pidió a la Fiscal y aceptó que la policía no hiciera indagatorias a familiares y testigos sino que se hiciera directamente en la Fiscalía. Para que quede claro y transparente el procedimiento. Entendemos que en breve quedará resuelto”, señaló Lima en declaraciones al canal de comunicación del Ministerio del Interior.