Héctor Giordano, un uruguayo detenido en dictadura y probablemente muerto por acción de ésta. Las fuerzas militares del Río de la Plata, complotadas en los años 70, aparecían como las culpables de aquella detención arbitraria, del castigo sufrido, de la muerte…

Pero el cuerpo no aparece.
“Es necesario procesar el duelo”, nos dice Cristina Giordano, hermana de Héctor. Vive en Durazno, y habla con El Acontecer. Lamenta que sus padres se hayan muerto sin haber conocido la verdad, la que se intuye pero no se sabe a ciencia cierta.
Sin embargo, un día de octubre de 2022 llega un llamado telefónico desde el extranjero. La representante del Poder Judicial de Argentina se comunica con la hija de Héctor, anestesista, radicada en nuestro país. El flujo de emociones es tanto que se debe apelar a la razón para que ésta sobreviva sin detenerse.
“Hallaron un registro dactilográfico que coincide con el del detenido desaparecido Héctor Giordano y se cotejará el ADN con cuerpos sin identificar de un cementerio de Buenos Aires”, se expresa desde la capital de Argentina.
El abogado nacido en Durazno fue desaparecido en 1978 en la capital porteña. Desde aquel momento, la familia no ha tenido respuestas ni descanso en la búsqueda; pero en el primer día de noviembre la información que el Ministerio de Justicia de ese país brindó a la familia indica que Giordano habría muerto por impactos de bala, poco tiempo después de su desaparición.
El Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de Argentina informó, este martes 1º de noviembre a la familia de Héctor Giordano, detenido desaparecido en 1978, el hallazgo de un registro dactilográfico que coincide con el de Giordano y que fue tomado de un cuerpo que apareció tirado en la calle en la zona de El Palomar, en Buenos Aires, el 30 de agosto de 1978. Giordano desapareció el 9 de junio de ese mismo año en esa ciudad. La publicación se hace viral en los medios nacionales y atraviesa muy rápidamente los 180 kilómetros de distancia entre Montevideo y Durazno.
Angélica, en un tranquilo barrio de nuestra ciudad, agradece esta novedad.
Más cerca
Los restos aún no han sido encontrados, pueden ser parte de un conjunto de NN (no identificados) de los cuales se tiene registro en Argentina. O no. Pero lo concreto es que se está más cerca de la verdad, mucho más cerca.
“Todavía conmovida por esta noticia que fue muy fuerte”, nos dice Cristina antes de comenzar la entrevista. Ese tono de conmoción es el que atravesará toda la charla mantenida este miércoles 2 de noviembre.
“Nosotros esperábamos -desde cualquier organismo- algunas respuestas, pero esta noticia y esta comunicación se dio hace pocos días. Se comunicaron desde el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de Argentina con mi sobrina, la hija de Héctor. Le comunicaron que tenían las huellas digitales que coincidían con una persona que habían encontrado muerta en el barrio El Palomar. Estos representantes de la Justicia investigaron y vieron que las huellas coincidían con las de mi hermano. Organizaron y coordinaron una videollamada con la familia, y varios representantes del Ministerio de Justicia. Participamos y en esa reunión virtual nos confirmaron eso, que habían hallado huellas digitales en un cuerpo que encontraron tirado en la calle en el año 1978. En agosto del 78, a poco tiempo de haber sido secuestrado, con indicios de bala. La seccional de policía lo retiró, después fue llevado a un cementerio como un NN –cuerpo no identificado-. Ahora lo que queda es cotejar los ADN, pero son tantos los ccuerpos NN que hay en el cementerio que eso todavía requiere trabajo, uno por uno ir cotejando. Esto fue un paso muy importante… tantos años. A la familia nos impactó muchísimo. ¿Dónde está? ¿Qué hicieron con su vida?, eran preguntas que nos hacíamos. Y llegamos a dar con la forma en que fue su final, lo balearon y lo encontraron muy cerca de donde lo tenían detenido”, nos dice así, sin pausa. Nos imaginamos el torbellino de emociones de la mujer que desde Durazno aguarda más noticias desde Buenos Aires, allá lejos. O no imaginamos, porque no estamos en la piel de alguien que busca la verdad de la tragedia más oscura desde hace tantos años.
Si bien los restos por el momento no fueron encontrados, para la familia no es menor el hecho de conocer cómo fue el final de Giordano, que tenía 39 años cuando lo desaparecieron: “Es una noticia muy fuerte la que nos han dado hoy, que sería que el final de él fue ese: apareció muerto en la calle del barrio El Palomar, donde se lo había visto por última vez, y la causa de muerte dice impactos de bala”, sostuvo su hermano Rodolfo a medios de la capital del país.
Hace alusión a Héctor Giordano, quien nació en Durazno el 13 de mayo de 1939. Era abogado y periodista, e integraba el Partido Comunista Revolucionario (PCR) cuando se fue a Argentina.
Según información de la Secretaría de Derechos Humanos para el Pasado Reciente, Giordano fue secuestrado en su domicilio, en la noche del 9 de junio de 1978, por “personas de civil y armadas, que llegaron en vehículos sin matrícula, las que lo sacaron con las manos atadas a la espalda y con la cabeza envuelta en una toalla por estar herido y a empujones lo metieron en uno de los autos”.
Giordano fue recluido en el centro clandestino de detención ‘La Casona- Base Aérea El Palomar’, en Buenos Aires, desde la cual salieron vuelos de la muerte. Su caso se enmarcó en un operativo represivo contra militantes del PCR que comenzó en junio de 1977 en Uruguay.
¿Desde Buenos Aires se maneja algún plazo para determinar la coincidencia cien por ciento?
“No, el plazo no lo dijeron. Están trabajando con los cuerpos pero falta cotejar con el ADN que tenemos acá en Uruguay. Así que no sabemos cuánto tiempo les llevará. El paso principal ya se dio y no creo que demore mucho. Además la representante del Ministerio de Justicia vio que nosotros estábamos muy apenados con este caso y que estamos comprometidos con la causa y queremos saber dónde están los restos de mi hermano, queremos elaborar el duelo de tantos años que pasaron”.
Siempre es lo mismo. Se conoce el final que tuvo Héctor, pero se necesita darle un cierre a la causa, la situación.
“A esta altura dábamos por sentado que lo habían matado de alguna forma u otra, pero en cierta forma es un alivio saber la realidad. Si no, estamos pensando siempre en cómo habrá sido, lo trajeron a Uruguay, lo tienen allá, todas esas cosas que no podíamos ver con claridad, no podíamos dar con la verdad”.
¿Qué memoria tienes de aquella época? Tomando en cuenta el shock de ese año 1978, de la desaparición de Héctor.
“Nosotros lo habíamos llamado telefónicamente a Buenos Aires cuando su cumpleaños, que fue el 13 de mayo de ese 1978. Estaba bien, le mandamos unos regalos y el 9 de junio lo detuvieron. Fueron en un auto sin matrícula, parece que eran policías de particular y lo sacaron de su casa. Desde ahí no supimos nada más. Lo sacaron herido, eso dijo un vecino porque sintió las balas, y ese fue el inicio del secuestro. También sabemos que en ese centro de reclusión llamado El Palomar estuvo con vida al menos hasta julio de ese año, porque salió un amigo de él –uruguayo también- y nos contaba que había quedado con vida y que estaba muy mal. En agosto nos enteramos de su muerte, que ocurrió alrededor del día 30 de agosto. Los efectivos policiales lo encontraron ese día pero podía llevar horas de fallecido, no sabemos exactamente. Lo que tenemos certero es la huella digital que coincide con la de él, por eso nos llamaron los investigadores y representantes de la Justicia de Argentina”.
La familia, ya revolucionada a partir de esto, está en vilo.
“Sí, nos impactó mucho. Yo estuve muy mal ayer (por el martes 1º) luego de la videoconferencia, la hija que fue la primera que se comunicó con una representante de allá –Natalia Cano-, del Ministerio de Justicia, quedó muy comprometida en seguir la causa. Fue un día muy significativo para nosotros. Nuestros padres estaban vivos cuando lo atraparon, y no se enteraron de más nada. Hubiera sido un duelo más aliviado.
Ustedes, hermanos e hija, tienen el deber de darle un cierre a todo esto.
“Claro, de elaborar el duelo, de saber dónde están sus restos. Eso nos queda pendiente pero creo que en breve lo lograremos, si Dios quiere. La hija de Héctor estaba muy conmovida, quedó en shock cuando recibió el primer llamado. Enseguida nos llamó a nosotros y armamos la videoconferencia”.
¿Entiendes que esta administración de gobierno de Argentina está trabajando en la causa de los detenidos desaparecidos?
“Sí, en algo sí. Entendemos que estos representantes de la Justicia y Derechos Humanos están en ello, porque son muchos los cuerpos no identificados que hay que ver a quienes pertenecen. Creemos que vamos a encontrar a mi hermano con los ADN, vamos a cotejar, y ya es otro pensar el que tenemos luego de 40 años pensando. En un tiempo pensé que estaba vivo, tenía muchos pensamientos y sentimientos encontrados, no sabíamos cómo procesarlos. Creíamos que ya lo habían traído a Uruguay en esos vuelos… pero es como que nos confirmaron algo muy importante”.
Abogado, defensor de gremios, militante
Héctor Orlando Giordano Cortazzo, detenido y desaparecido el 9/06/1978, en Argentina. El ‘Portlan’ nació en la ciudad de Durazno el 13 de mayo de 1939, allí fue a la Escuela Nº 1 y al liceo Miguel C. Rubino. En 1958 fue a Montevideo donde tuvo una activa militancia, estudió Derecho y se recibió de Abogado. Se especializó en Derecho Laboral y defendió a varios sindicatos, textiles, papeleros y al sindicato de FUNSA; defendió también a presos políticos.
Trabajó también en una librería y en el Diario Época y militó en el gremio de abogados.
Participó en 1972 del proceso fundacional del partido, luego fue requerido el 28 de agosto de 1973 y debe exiliarse como decenas de hombres y mujeres a la Argentina. Allí revalidó su título de abogado y siguió militando. El 9 de junio de 1978, es detenido en su casa y desaparecido. “Su detención fue parte de una represión donde cayeron varios camaradas que estaban organizando frentes de resistencia clandestina a la dictadura militar fascista en Uruguay”, se acota desde el PCR.
Natalia Cano, la búsqueda de la verdad desde Argentina

Fue la voz y la imagen que se identificó desde Buenos Aires, desde el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, Argentina. Ella dio la noticia, es el contacto, es la luz de esperanza desde el otro lado del Río de la Plata.
En su rol de investigadora, Natalia Cano (el mismo nombre de la cineasta argentina que también brega por las identidades) trabaja desde hace más de 7 años en este organismo estatal.
Según su carta de vida, también se desempeñó en ‘Acceso a Justicia’, en el barrio Padre Ricciardelli, ex 1 11 14, realizando tareas de atención al barrio y talleres para la población.
Antes, fue asistente de investigación y trabajó cumpliendo distintas tareas en la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad.