Recorrer el departamento de Durazno significa tropezar con sitios que han marcado la rica historia de nuestro país, desde campos de batallas hasta edificios que significaron un jalón importante en la construcción de nuestra nación e identidad.
Lamentablemente, muchos de estos lugares han desaparecido silenciosamente con el tiempo: los campos de batallas absorbidos por construcciones poblacionales, como es el caso de Santa Bernardina; edificios que se han transformado en taperas y penosamente muchos ya no existen, aunque hay otros que se mantienen en buenas condiciones debido a restauraciones y mantenimientos.

Si uno transita por la ruta 19, se va a encontrar con dos edificaciones de ladrillo muy antiguo, distante unos 700 metros una de la otra.
Respecto de la primera construcción, ubicada cerca de la ruta mencionada, se puede apreciar que estaba conformada por varias habitaciones y que en el exterior habría un muro de varios metros de longitud, lo que puede ser interpretado como una especie de pequeño fortín de avanzada.
Desde allí, siguiendo el camino que va hacia Las Palmas, a unos 700 metros, se encuentra la siguiente construcción, de mayores dimensiones, denominada “Las Taperas de Oribe”, donde incluso existe un cartel en el que se puede leer “Homenaje al Brigadier Manuel Oribe, Libertador de los negros. La Comisión Ramón Alfonso y Fernando Crossa. Cerro Chato 13-9-70”.
Sin lugar a dudas, se trata de un sitio prácticamente desconocido para la mayoría de la gente y que encierra parte de nuestra rica historia.
El reconocido historiador Lic. Oscar Padrón Favre, al referirse a este lugar, señala que “esas tierras al este de Durazno integraron una propiedad mucho mayor entre el río Yí y el arroyo del Cordobés, que perteneció a Margarita de Viana y Alzáibar, hija del primer gobernador de Montevideo, José Joaquín de Viana.
Margarita obtuvo esos campos al fallecer su primer esposo, el español Juan Pedro de Aguirre, con quien no tuvo hijos. Hasta donde sabemos nunca residió en sus campos, administrándolos desde Montevideo, donde residía. En su testamento legó las tierras al sur del arroyo de Las Palmas a sus sobrinos, los hermanos Ignacio, Francisco y María Josefa Oribe.
La división de los campos entre los herederos recién se efectuó por 1830, tocándole los campos donde se halla la denominada ‘Taperas de Oribe’ al general Ignacio Oribe, hermano menor del brigadier general Manuel Oribe. Por lo tanto, porque allí estuvo el casco de su estancia, el general Ignacio Oribe (1795-1866) sería la explicación de que los restos actuales recuerden su nombre.
El apellido Oribe llevó a que, en algún texto, por error se haya atribuido la propiedad a Manuel Oribe, incluso la placa colocada allí por vecinos medio siglo atrás alude al brigadier Manuel Oribe, ‘Libertador de los negros’, pero de acuerdo a la documentación conocida allí nunca fue propietario Manuel Oribe y sí sus hermanos.
Una pregunta válida es ¿esos restos de gruesos muros corresponden a una edificación mandada a construir por el general Ignacio Oribe o fue hecha por Juan Pedro de Aguirre y su esposa Margarita Viana, pero dado el prestigio del general Ignacio Oribe terminó quedando en la memoria del pago su nombre? Tiendo a inclinarme por esta segunda posibilidad”.
Las piedras, la forma arquitectónica edilicia y los ladrillos característicos de esa época, similares a los que se encuentran en exhibición en la sala Juan Antonio Lavalleja, son testimonio de que se trata de una construcción muy antigua.
Investigación se convirtió en libro
Esta peculiar construcción atrajo a investigadores que en su momento traspasaron las puertas de Montevideo y, con la mirada puesta en nuestro siempre olvidado interior, rescataron parte de esa historia poco conocida, y la llevaron a un libro, el cual se tituló “Las Taperas de Oribe”.
Es así que algunos años atrás un joven estudiante de Agronomía, Guzmán Garrido, decidió recorrer el país para investigar los hechos salientes de nuestra historia y aquellos sitios particulares, donde realizó investigaciones de índole arqueológica. Para ello, como guía, tuvo presente los trabajos de Lic. Padrón Favre, Aníbal Barrios Pintos, Agapo Luis Palomeque, entre otros, y tuvo el objetivo de recuperar en la memoria colectiva esos lugares y devolverles la grandeza que en algún momento tuvieron.
¿Quién fue Ignacio Oribe?
Al igual que Manuel Oribe, su hermano Ignacio, integró las filas artiguistas como teniente. Ya en la gobernación de Otorgués, actuó en India Muerta, Paso Cuello y Casavalle. Liberado en 1824 por los portugueses, retornó a la Banda Oriental, siendo uno de los más activos pero discretos colaboradores de la próxima Cruzada Libertadora. Organizó los “Dragones Libertadores” en sus pagos y actuó de forma memorable en la Batalla de Sarandí. Luego fue condecorado en la gesta de Ituzaingó.
Con destacada actuación en el incipiente Estado nacional, fue ministro de Guerra, en el gobierno provisional de Juan Antonio Lavalleja. Luego vinieron los tiempos tristes de la Guerra Grande, precipitada hipotéticamente por su nombramiento como “Comandante General de la Campaña”, y fue parte determinante del triunfo de Carpintería, pero fue derrotado en la Batalla de Palmar, por lo que volvió al exilio y fue recibido por Juan Manuel de Rosas.
Preservar un lugar histórico
El inexorable paso del tiempo ha hecho mella en este sitio histórico, el que hace dos siglos fue el epicentro de las actividades productivas y donde se forjó el destino de lo que hoy disfrutamos como nación.
El sueño de la independencia con la amenaza cercana del imperio de Brasil —que dominaba gran parte del territorio— y la posibilidad de que en paraje Las Palmas y puntualmente en las Taperas de Oribe existiera el asentamiento de parte del Ejército oriental ameritan su conservación, investigación y divulgación de lo que allí se encuentre.
De esa forma podremos tener luz y en los vestigios de esa vieja estancia comprender en una forma más integral el complejo pasado de la entonces Banda Oriental, transformada después en la República Oriental del Uruguay.
Se han desenterrado de forma seria numerosos objetos de importancia histórica que van desde piezas de uso militar (armamento, sables, partes de arma, hebillas, estribos, etc.), botones (de uso civil y militar), piezas gauchescas y de uso cotidiano del establecimiento (estribos, espuelas, hebillas, adornos, cubiertos, candelabros, loza, etc) y monedas que reflejan los acontecimientos que se vivieron en nuestra patria.
Estos objetos están bajo sumo cuidado por el escritor del libro, Guzmán Garrido. Las piezas han estado y seguirán estando en exposiciones en diversos museos de nuestro país, hasta ahora la presentación más importante se ha realizado en Cerro Chato en el museo Casa de las primeras ciudadanas sudamericanas.
Del mismo modo el autor piensa seguir realizando este tipo de exposiciones cuya finalidad siempre será rescatar y divulgar la historia