El dirigente colorado destacó el liderazgo sereno de Zubía, Varela y Cabrera y reflexionó sobre el valor de la madurez emocional en la política.
Transcurrido un mes desde las elecciones departamentales, el dirigente colorado Marcelo Olivera —tercer titular por la lista 9007— compartió en redes sociales una sentida reflexión sobre la experiencia vivida durante la campaña, a pesar del escaso respaldo electoral obtenido por su agrupación.
Más allá de los números, Olivera aseguró quedarse “con algo mucho más valioso: lo aprendido de un gran equipo”. En su publicación, el dirigente agradeció particularmente al senador Gustavo Zubía, al doctor José Pedro Varela y a su colega Marina Cabrera, a quienes definió como “líderes innatos que no necesitan alzar la voz para hacerse escuchar”.
Liderazgo sereno y madurez
“Me enseñaron con su ejemplo que el liderazgo no siempre habla fuerte. A veces, simplemente… está. Ellos tienen la capacidad de sanar lo que estaba roto, de aquietar lo que estaba alterado”, escribió Olivera, destacando una forma de liderazgo basada en la presencia tranquila, el respeto y la coherencia personal.
Aseguró que, en medio de los momentos más caóticos de la campaña, “ellos imponían paz. Sin decirlo. Solo siendo”. Y agregó:
“Nunca los vi explotar, ni quejarse. Responden conscientemente, nunca reaccionan con soberbia”.
“La seriedad es un servicio”
Olivera también subrayó el valor de la congruencia y la autenticidad en el accionar político. “En un mundo de remeras tipo Polo, ellos marcan una línea: la seriedad es un servicio. Y se nota. No llegaron a competir con los jóvenes. Llegaron a servir. Y eso lo cambia todo”, escribió.
También valoró lo que definió como “hábitos pequeños” pero transformadores: un consejo justo en el momento adecuado, una presencia firme en medio del caos o un cumplido sin agenda. “Eso es disrupción y liderazgo. El mundo no necesita más genios arrogantes. Necesita más personas que sostienen. Que no buscan brillar, pero terminan iluminando todo”, expresó.
Una lección que trasciende la campaña
Finalmente, Olivera concluyó su mensaje con gratitud:
“Valoro por sobre todas las cosas lo que me enseñaron: la capacidad de mirar a los ojos y escuchar. Haciendo eso, se puede mover el mundo sin levantar la voz”.
A un mes de los comicios, su publicación apunta a dejar en claro que los aprendizajes personales y colectivos vividos dentro de la 9007 trascienden el resultado electoral.