Desde la óptica del docente de historia, el colorado Tabaré Pereyra brindó su visión del golpe de Estado vivido 50 años atrás. Se gestó en febrero del año 1973, cuando “el Uruguay turístico dormía la siesta veraniega”, aseveró, basado en bibliografía de la época.
El otrora edil de la colectividad tradicional, que a mediados del 73 tenía 24 años y militaba en filas del Partido Colorado, recordó que el hecho que más le llamó la atención se dio en febrero de ese año. “Un dirigente histórico y de una honestidad admirable como el doctor Amilcar Vasconcellos denunció el golpe de Estado de febrero de 1973. Lo hace a través de un libro, que es un documento, Febrero amargo. Cincuenta años después se reconoce que las pautas fundamentales del golpe se dieron precisamente en febrero. Quizás el Uruguay turístico dormía la siesta veraniega, y algunos no quisieron percibir esa situación. Tanto es así que en ese momento histórico aparecen Bordaberry con los militares y los comunicados 4 y 7, que establecieron una especie de paréntesis”, expresó.
“Manifestaban determinadas aspiraciones que hasta la izquierda uruguaya tenía”, precisó. “Por ello es que, por ejemplo, el Partido Comunista no reacciona ante dichos comunicados. Sucede que el país nunca ha vivido aislado”, agregó. Sostuvo que esos comunicados se parecían mucho a la orientación izquierdista del golpe de Estado en Perú. “No se rebate el golpe. Quien sí lo hace es Vasconcellos”, afirmó.
Entiende que se estableció una especie de puntos suspensivos que el presidente Bordaberry y los militares aprovecharon inteligentemente. “La sociedad uruguaya de la época quería orden, paz, y entonces vio en estos acontecimientos, que forman parte de un proceso, la oportunidad de alcanzar el orden. Por eso, la ciudadanía no reaccionó inmediatamente a ese febrero”, puntualizó.
En democracia…

Tras relatar las dictaduras vividas por el país, a las que ubica como parte de un proceso, cree pertinente establecer las causas y las consecuencias. “Consecuencias, lamentables, dolorosas para gran parte de los uruguayos que llegan al día de hoy con los restos que aparecen en el Batallón 13”, señaló.
Habla de pensar en las causas, sin hacer de ello utilización de política electoral. “Me dolería mucho que así fuera. El golpe de Estado surge en un momento de inoperancia de los representantes políticos. Había una crítica exacerbada hacia esa banalidad, ese no resolver nada de los representantes electos por el pueblo. Es un momento de movimientos subversivos”, añadió. No dudó en expresar que el golpe del 73 tiene sus raíces en los años 50, en el fracaso de las reformas del neobatllismo de Luis Batlle Berres, de los dos gobiernos del Partido Nacional. “No dieron una buena respuesta a las necesidades de la ciudadanía y a ello se sumó, porque nunca fuimos una isla, la lucha de la guerra fría, representada por Estados Unidos y la URSS y la influencia ideológica de cada una de ellas que lleva al surgimiento de las revoluciones y guerrillas”, indicó.
“En América se dio en diferentes países. Cuba es el adelantado ante la dictadura de Batista y es el ejemplo que siguen muchos”, dijo. “Algunos siguiendo un ideal muy puro, otros lo hicieron por otras razones […]. Respeto a quienes lo hacen persiguiendo un puro ideal, que se basa en la libertad, igualdad y fraternidad. Sucede que cuando llegan los hechos, la guerrilla genera pánico y hay un detalle que no podemos olvidar, lo genera en democracia. Estamos hablando de que la guerrilla en Uruguay comienza en los años sesenta. Por ello insisto en el hecho histórico, en que es un proceso y, como tal, tiene sus causas enraizadas en esos años 50 y tanto y 60, con ese movimiento encabezado por Raúl Sendic, primero con los cañeros desde Artigas y luego transformado en un movimiento armado”, agregó.
Les gustó
Al continuar con el relato histórico, recordó que el gobierno democrático apeló a la intervención de las fuerzas armadas para combatir la guerrilla. “En 1972 la guerrilla ya estaba destruida; lo demás no era necesario. Por eso es que el expresidente Mujica admite no haber luchado contra los militares, contra la dictadura. Cuando la dictadura, dice Mujica: yo estaba preso”, comentó. “Los tupamaros, en su momento una especie de Robin Hood, no lucharon contra los militares”, acotó. “El asunto es que a los militares les gustó el momento”, puntualizó.
Reafirma su punto de vista en variada bibliografía, cita y recomienda la lectura de libros tales como Milicos y Tupas, de Leonardo Haberkorn. “Nadie podrá decir que su autor es de derecha o de centro, es fundamentalmente un investigador, docente destacadísimo y periodista de uno de los canales de la capital del país”, expresó. Historia de los conservadores y las derechas en Uruguay. Guerra fría, reacción y dictadura es otro de los libros, así como los artículos de los duraznenses Marcos Rey Despaux y Javier Correa Morales. “Los tenemos en Durazno y están en el enfoque, estudio e investigación”, añadió.
Solo Amaral
Al referirse a cómo la primera parte del golpe de Estado fue aceptada, menciona un pasaje del libro de Gerardo Caetano donde se señala: “Mario Amaral, intendente de Rocha, fue el único que renunció tras conocer los decretos. La decisión de los 18 intendentes de acompañar a Bordaberry y los militares fue tanto una fuente de legitimidad como un respaldo ya que, en conjunto, acataron las tres directivas del nuevo régimen: permanecer en sus puestos, ejercer la función sin Juntas Departamentales y convocar, en coordinación con los jefes de policía, a ciudadanos que quisieran integrar las Juntas de Vecinos”.
Considera que ello expresa la necesidad de paz, de orden, por la subversión guerrillera existente. “En ese momento el Frente Amplio no tenía intendentes, eran blancos y colorados y solamente Amaral renuncia. Es ejemplar la actitud de Sapelli, el vicepresidente de Pacheco, que también renuncia. Pero se quedan 18 intendentes, ¿vamos a poner acaso en tela de juicio el sentido democrático de esos 18 intendentes? ¿Vamos a llamarles solamente colaboracionistas? No, por algo se quedaron. De esos 18 hay algunos que conocemos mucho y que la ciudadanía aprecia muchísimo por ser el iniciador y hacedor del Durazno moderno de la actualidad. No se puede poner en cuestionamiento su fe democrática. Ello expresa la situación, que es muy difícil de comprender y analizar 50 años después. Está documentado”, manifestó.
El plebiscito
Pereyra sostiene que de 1973 a 1976 la dictadura tiene determinadas características y de 1976 a 1984 tiene otras. “Hay instancias de convocatoria a la ciuidadanía, el plebiscito del Sí y del No, las actitudes ante ello y la ciudadanía manifestándose inteligentemente. Cuando el gobierno militar establece esa situación de plebiscito, triunfa la línea democrática. Se quería crear una nueva Constitución”, recordó.
Ya en el período posterior cita a figuras como el general Liber Seregni o Wilson Ferreira, “no solo por el fabuloso discurso de clausura del momento democrático, sino en su actitud, accionar, antes, durante y después. Del Partido Colorado destacar a Jorge Batlle.
No siempre se dice que fue el primer preso político de la dictadura. Se le quería investigar, buscar aspectos negativos, todo aquello de la infidencia, que se comprobó que no había tenido nada que ver. Investigado y está demostrado en documentos, se unían técnicos de militares y tupamaros para buscar algún elemento que pudiera involucrarlo y con él a la clase política para masacrarlos. Los tupamaros desde la cárcel, desde la cual tenían posibilidades de salida y encuentros, de acuerdo a los documentos”, señaló.
Defender la democracia con hechos

“A la democracia hay que defenderla, pero no solamente con palabras. A la democracia hay que defenderla con hechos”, respondió Pereyra a la pregunta de qué tan fuerte están las instituciones, los partidos políticos, para que situaciones como las del golpe del año 1973 no vuelvan a darse. “La fortaleza de la democracia está en mantener en su seno a aquellos que incluso quieren destruirla. Por eso hay que defenderla, para construir el futuro, y ello es responsabilidad de la ciudadanía toda, pero sobre todo de aquellos que hoy son autoridades por el voto popular, aquellos que tienen que actuar con suma responsabilidad, porque nada está seguro. Es importantísimo el nunca más, pero no es solo una declaración; debemos cooperar desde el lugar que estemos”, comentó. “Si queremos verdad, no debemos cerrar los ojos a los resultados que brinden las investigaciones”, culminó el dirigente colorado.