Dentro de poco más de once meses se celebrarán las elecciones internas de los partidos políticos y con el lanzamiento, este jueves, del sector Sumar, encabezado por Laura Raffo – llamado igual que el grupo que lidera la izquierdista Yolanda Díaz en España – se comienzan a acomodar los zapallos blancos arriba del carro, diría el feriante de mi barrio.
Si bien Raffo picó primero, lo hizo presentando su agrupación, cuya columna vertebral es la lista 71 del herrerismo, un sector muy golpeado actualmente por el caso que involucra al ex senador Gustavo Penadés, imputado por tráfico y explotación de menores, no ha dicho aun que será precandidata, cosa que se descuenta. Es que Raffo será precandidata a la presidencia para 2024 y el lanzamiento oficial de su postulación será en los próximos meses. La apuesta de Raffo es, en esta emergencia, darle oxígeno para que la Lista 71 siga viviendo.
Los sectores que integran Sumar, además del herrerismo de la lista 71, son Alianza Nacional y el Movimiento Nacional de Rocha.
Los otros eventuales candidatos que intentarán ser los sucesores de Luis Lacalle Pou son además de Raffo, el secretario de Presidencia Álvaro Delgado, el senador Jorge Gandini que orejea la situación, y la vicepresidenta Beatriz Argimón, quien también busca sus apoyos.
Sin embargo, esto quedará claro en el correr del tiempo, cuando, como dice el feriante, los zapallos se acomoden definitivamente. Una vez que ello ocurra quedarán dos precandidatos Delgado y Raffo. Hoy las encuestas muestran con ventaja a Delgado, el delfín de Lacalle Pou.
Según la consultora Opción el liderazgo de Álvaro Delgado es claro y Raffo está consolidada en un claro segundo lugar, distanciada del resto de posibles precandidatos. La polarización entre estos dos candidatos es clara. (Ver gráfico: encuesta realizada entre el 15 al 22 de mayo de 2023)

Para que no queden dudas de a quien apoya o prefiere Lacalle, aunque no lo diga públicamente, el mandatario puso en estas horas a trabajar al lado del secretario de la presidencia al publicista Roberto Lafluf, su asesor de comunicación y artífice de la campaña con la que llegó a la torre ejecutiva y coordinador de la campaña del NO a la derogación de la LUC. Y, además, como para rubricar su apoyo a Delgado, Lacalle llamó a Nicolás Martínez para que trabaje a su lado. ¡Pavada de apoyos!
Entonces, por si algo estaba en duda, además de ser el sucesor natural de Lacalle Pou, Álvaro Delgado recibe el mayor poder de fuego que puede poner el presidente a su disposición.
Pero Delgado no es Lacalle. No tiene el arrastre ni el brillo del presidente. Es un dirigente más bien con poco glamour y eso es un problema. Deberán pulirlo y hacerlo más candidato y de a poco se verá como se despoja del saco de funcionario de gobierno para remangarse la camisa. Delgado sabe esto y acepta el desafío.
El sector Wilsonista, en tanto, que quedó sin líder tras la muerte de Jorge Larrañaga, es disputado entre Gandini liderando el sector Por la Patria y Argimón con Futuro Nacional y en ese espacio, sin posibilidades de llegar a la presidencia, solo quedará un precandidato. Puede ser Gandini, pero la base de Alianza que es lo que sustenta a Gandini se quebró dado que en ese sector, sus principales dirigentes, unos fueron a apoyar a Delgado y otros, incluso el hijo de Larrañaga, a Raffo.
Y finalmente hay una incógnita sobre ¿qué pasa con Juan Sartori? Sus votos, ¿a dónde van? ¿Se presentará a la interna? ¿Cuál es el futuro de la dirigencia que apostó por él?
Todavía falta, pero las certezas en el Partido Nacional comienzan a abrirse paso, aunque en política nada es definitivo.