Ejemplo para países vecinos que transitan el sinuoso camino del alcohol cero para la conducción de vehículos, la normativa aplicada en Uruguay desde el año 2015 periódicamente es centro de cuestionamientos.
Mientras los estudios dan cuenta de que el drama del abuso del alcohol —la droga de mayor consumo en Uruguay— sigue ahí y a edades muy tempranas, los intentos por introducir cambios en la ley 19.360 se suceden.
Las frías estadísticas dicen que la edad de inicio de consumo de alcohol es, en promedio, 13 años. Es más baja que el tabaco (14,4) y la marihuana (14,9).
Cada uruguayo toma 6,92 litros de alcohol puro al año, según datos de la Organización Mundial de la Salud. Uruguay está a mitad de tabla porque hay países con consumo superior a 10 litros al año.
La norma
Durante el segundo gobierno del doctor Tabaré Vázquez, en diciembre del 2015, se promulgó la ley que baja a cero la concentración de alcohol en sangre permitida a conductores.
La ley 19.360, que modifica el artículo 45 de la ley 18.191, del 14 de noviembre de 2007, establece que toda persona habilitada para conducir vehículos de cualquier tipo o categoría no lo podrá hacer cuando la concentración de alcohol en sangre o su equivalente en términos de espirometría sea superior a cero gramos por litro.
En su redacción anterior, el artículo 45 de la ley 18.191 de Tránsito y Seguridad Vial establecía: “Todo conductor estará inhabilitado para conducir vehículos de cualquier tipo que se desplacen por la vía pública, cuando la concentración de alcohol, al momento de conducir el vehículo, sea superior a la permitida. El Poder Ejecutivo reducirá en forma gradual y en un período no mayor de tres años, la concentración de alcohol en sangre permitida, de 0,8 gramos (ocho decigramos) actual, a 0,3 gramos (tres decigramos) de alcohol por litro de sangre o su equivalente en términos de espirometría”.
Menos fallecidos
Según un estudio, publicado por la Revista Médica del Uruguay, acerca del impacto de la aplicación de la normativa en Uruguay, la cantidad de motociclistas fallecidos y heridos de gravedad cayó de manera significativa a partir de la sanción de la ley 19.360.
El objetivo del trabajo apuntó a analizar el impacto de dicha norma en la venta declarada de alcohol y sobre los usuarios de vías siniestrados por tipo de vehículo y región.
El estudio inferencial, de impacto de intervención, permitió establecer que el consumo de alcohol declarado no sufrió modificaciones importantes, a pesar de la ley cero, mientras que la cantidad de motociclistas fallecidos y heridos de gravedad cayó de manera significativa a partir de la sanción de dicha ley.
“Los motociclistas son los más beneficiados con esta legislación, con numerosas vidas salvadas. Los datos sugieren un posible cambio de comportamiento de los conductores de vehículos respecto al consumo de alcohol antes y durante el manejo. La mejora continua de la información disponible para la ciudadanía es clave para comprender mejor estos fenómenos”, se añade.
Disminuyó cantidad de fallecidos vinculados a conducir alcoholizado
El doctor Gerardo Barrios era el presidente de la Unasev cuando la ley que prevé alcohol cero en sangre de conductores fue aprobada.
Siete años después, en diálogo con El Acontecer, el profesional recordó que la norma emanó de un largo proceso iniciado con la instrumentación de límites de alcoholemia para la conducción de vehículos.
“Comenzó en 1994, cuando se estableció la primera tasa legal en 0.8 por litro”, señaló. Agregó que posteriormente, por ley, se dio un descenso progresivo a 0.5 y 0.3. “En 2015, se llegó al cero alcohol. Hoy en el mundo no se discuten los efectos del alcohol en la conducción”, dijo. Ello se da tanto en organizaciones internacionales como nacionales, caso de la Academia de Medicina. “Hay un convencimiento claro y un apoyo, basado en las evidencias, de que para conducir hay que tener cero alcohol”, sostuvo.
Resultados sobre la mesa
Los resultados, comentó, no tardaron en llegar. “En 2007 la presencia de alcohol en siniestros graves, con fallecidos, era del orden del 37 %. Actualmente estamos en un 13 %. Es un impacto muy importante en el descenso de la cantidad de fallecidos vinculados al alcohol y la conducción vehicular”, expresó. El descenso también es importante en el número de lesionados que no fallecen, leves o graves, del orden del 6 %, precisó.
En paralelo, Barrios destaca lo que considera un cambio cultural en los uruguayos, pautado por controles aleatorios que establecen que el porcentaje de los conductores con alcohol en sangre es muy bajo. “Dicho cambio se da sobre todo en los jóvenes, dado que cuando se revisan las espirometrías positivas que se dan en siniestros de tránsito, surge que la mayoría de los conductores está por encima de los 30 años. Estamos ante un cambio cultural que ha hecho al descenso en la cantidad de fallecidos y lesionados”, indicó.
Debemos ser claros
No duda de que “siempre habrá gente que hará lo imposible por tomar alcohol y salir a conducir”. Ahora, así como “hay cabecitas que no se cambian” y gente que circula sin casco en moto o con exceso de velocidad, no deja de preocuparle que quienes proponen cambios sean personas, autoridades importantes. “La población puede verse confundida con esto, hay que ser muy claros. Uruguay ha sido pionero en materia normativa, hecho que se refleja en los resultados, y hay que ver lo que pasa con nuestros vecinos”, manifestó. A manera de ejemplo, recordó que en varias provincias argentinas se viene incorporando el cero alcohol, tomando como punto de partida las leyes de nuestro país. “Puede darse que aparezca alguien a decir: a mí me gustaría pasar a 0.3, 0.2 o lo que sea, pero de hecho todas esas iniciativas han quedado por el camino”, añadió.
Vinos en caída
Preguntado sobre la caída en las ventas que la medida habría originado en ciertos sectores de producción, como el vitivinícola, dijo que ello no es así. “Uno tiene que llamarse a la reflexión cuando se hacen manifestaciones de un impacto en la industria. Tenemos los documentos, datos de que la tasa cero de alcohol no ha repercutido en el descenso de las ventas de bebidas en el país. En el caso de este sector en particular, la caída viene de mucho antes y está muy vinculado con el ingreso al mercado de vinos procedentes de otros países. Es algo admitido por propios integrantes de la Cámara”, explicó. Esta es una discusión que se ha dado no solo en Uruguay, sino en el mundo, continuó. “Hay países en los que no se ha bajado lo suficiente la tasa de alcohol en sangre. El promedio en Europa es de 0.5, y uno de los aspectos que los expertos plantean es que ello atiende a la presión ejercida sobre los gobiernos por la industria y la comercialización del alcohol en general”, añadió.
Variantes planteadas por Botana y los llamativos dichos de Antía
En 2021, el senador nacionalista Sergio Botana propuso aumentar de 0 a 0,3 gramos de alcohol por litro de sangre lo permitido en el tránsito, pero no encontró eco.
La idea de terminar con la tolerancia cero había sido mencionada por el presidente Luis Lacalle Pou en plena campaña presidencial, a fines de 2018. En un acto, dijo que la medida había perjudicado a la industria vitivinícola y que, de llegar al gobierno, pensaba impulsar que se volviera al 0.3 para “poder tomar esa copita de vino”.
Según Botana, la tolerancia cero “no ha mejorado la situación respecto a la baja de accidentes” y, cuando se le comentó que Gerardo Barrios afirmaba exactamente lo contrario, que se había producido una disminución de los accidentes en casi todos los años, replicó que “al expresidente de Unasev le gusta juguetear con las cifras de mala manera”. “Se lo puedo probar. En el 93 % de casos con accidentes con lesiones, las espirometrías dan cero. Daban antes y dan ahora”, dijo el legislador. “Si prohíbo y no mejoro, perjudicando a un sector, ¿por qué mantenemos la prohibición?”, se preguntó en su momento.
Atenta contra reuniones…
Para el intendente fernandino Enrique Antía, el alcohol cero “atenta contra reuniones familiares, donde tomás una copa”. “Si es cero y tomás un sorbo, marchaste”, agregó. “Entonces decís: ‘bueno, me tomo la botella. Ya que marcho, marcho con todo’. Entonces no educa. Yo creo que el camino debería ser diferente, con un 0,3 de tolerancia, primero una advertencia y después, sí, te bajo la caña. Y con eso se lograría una mejor evolución de toda la comunidad”, reflexionó. “En Europa hasta hay 0.8”, recordó. “El 0.3 no tiene alteración de ningún sentido. Se puso 0.0, pero se hizo ‘cero campaña’ de prevención. Hay que cambiar la pisada y hacer las cosas diferentes, con tolerancia cero por encima del 0,3 y mucha prevención”, indicó.