El 24 de marzo, se celebró el Día Mundial de la Tuberculosis para concienciar sobre las terribles consecuencias sociales, económicas y de salud que deja en la humanidad esta enfermedad y para acelerar los esfuerzos en pos de terminar con esta pandemia.
La fecha elegida no es casualidad ya que un 24 de marzo, pero del año 1882, el Dr. Robert Koch anunció que había descubierto la bacteria que provoca la tuberculosis, lo que posibilita diagnosticar y curar la enfermedad.
Se trata de una de las diez principales causas de mortalidad en el mundo y es una amenaza para la seguridad sanitaria, por lo que acabar con la tuberculosis es una de las metas relacionadas con la salud incluidas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, adoptados en 2015.
Para saber cómo estamos posicionados a nivel departamental, El Acontecer consultó a Mercedes Guanco, referente de la Comisión Honoraria de la Lucha Antituberculosa y Enfermedades Prevalentes, quien indicó que en materia de números estamos bien, basándose en un estudio que se realizó cuando surgió la pandemia de Covid-19 y que se ha hecho un seguimiento y una actualización hasta el día de hoy.
“Cuando surgió la pandemia, fue un año en el que tuvimos mucha mortandad, con casi un 50 % de los pacientes con tuberculosis asociados con Covid fallecieron, por lo que fue una etapa en el departamento única en el país de tasa alta de mortalidad. A partir de ahí se comenzó con el diagnóstico más precoz y a pensar en tuberculosis para superar esa dificultad que habíamos tenido. En este momento, estamos con los números bien en cuanto a los diagnósticos; tenemos en la ciudad de Durazno 12 pacientes, por lo cual está bien en cuanto a porcentaje de lo que deberíamos tener de pacientes”, remarcó.
Una vez diagnosticada la enfermedad, de inmediato se inicia el tratamiento del paciente y de los contactos con él, es decir, las personas que rodean a quien contrajo tuberculosis. “Se realiza quimioprofilaxis para que la persona que tuvo contacto con el bacilo no desarrolle la enfermedad”, explicó Guanco.
Las personas más jóvenes contraen la enfermedad
En referencia a si existe una franja etaria que represente mayor riesgo a contraer tuberculosis, la profesional indicó: “La tasa más alta de enfermedad por tuberculosis es entre 20 y 50 años de edad. Antes no pasaba eso; la mayoría eran personas mayores, porque anteriormente habían estado en contacto con personas con tuberculosis y desarrollaban la enfermedad. Ahora la franja cambió y está en personas más jóvenes, por lo cual eso significa que haya más casos porque una persona con tuberculosis en el correr del año infecta a entre 10 y 15 personas”.
Una vez detectado el caso, ese paciente inicia de inmediato el tratamiento, se realiza un control de los contactos y, si a los 15 días de iniciar el tratamiento está negativa, se recomienda que se aisle en forma provisoria de las demás personas.
“Es imposible saber si una persona que está tosiendo al lado nuestro tiene o no tuberculosis, por lo que siempre decimos es que si una persona tiene tos y expectoración por más de 15 días, puede ser tuberculosis. También existen otros síntomas como fiebre, sudor nocturno, adelgazamiento, cansancio y agotamiento.
A veces pasa que la persona piensa que tiene una gripe. Nos ha pasado de pacientes que han estado más de 3 meses tosiendo. Si pasan los 15 días, esa persona debe concurrir al médico y que solicite un diagnóstico de tuberculosis, que es una baciloscopia, un estudio de la espectoración”, expresó.
Es importante recordar que la tuberculosis es causada por Mycobacterium tuberculosis, una bacteria que casi siempre afecta a los pulmones.
Se trata de una afección curable y que se puede prevenir. La infección se transmite de persona a persona a través del aire. Cuando un enfermo de tuberculosis pulmonar tose, estornuda o escupe, expulsa bacilos tuberculosos al aire. Basta con que una persona inhale unos pocos bacilos para quedar infectada.
Se calcula que una cuarta parte de la población mundial tiene tuberculosis latente, término aplicado a las personas infectadas por el bacilo pero que aún no han enfermado ni pueden transmitir la infección. Las personas inmunodeprimidas, por ejemplo las que padecen VIH, desnutrición o diabetes, y los consumidores de tabaco corren un riesgo mucho mayor de enfermar.
Cuando alguien desarrolla tuberculosis activa, los síntomas (tos, fiebre, sudores nocturnos, pérdida de peso, etc.) pueden ser leves durante muchos meses. Esto puede hacer que la persona afectada tarde en buscar atención médica, con el consiguiente riesgo de que la bacteria se transmita a otros sujetos.
Vacuna BCG
Hace algunas décadas se aplicaban tres dosis de la vacuna BCG, una al nacer y las dos restantes a los 5 y 12 años. Estudios recientes indicaron la importancia de la primera dosis, que es la que se mantiene en la actualidad.
“No tenemos vacunación en adultos. Sí tenemos vacunación de BCG contra la tuberculosis pero para las formas más graves de la tuberculosis.
Por ejemplo, cuando nace un niño, inmediatamente que nace se lo vacuna. Se hace eso porque si el bebé está en contacto con el bacilo, con alguna persona que tenga tuberculosis, la forma más grave que desarrolla el niño es una meningitis tuberculosa, que lo puede llevar a la muerte. Cuando somos adultos, la vacuna ya no nos sirve, no nos hace efecto”, comentó Guanco.
Tener una conducta en la que la alimentación sea saludable, practiquemos algún deporte o actividad recreativa y se evite el cigarrillo y el alcohol puede ser clave para prevenir la enfermedad y, en caso de contagio, que las consecuencias no sean graves.
Desde la Comisión Honoraria de la Lucha Antituberculosa y Enfermedades Prevalentes se está trabajando en la prevención y difusión del tema, trasladando la información a centros escolares y liceales. Incluso se proyecta algún concurso para amplificar la difusión y, por ende, la concientización.