El presidente Luis Lacalle Pou tiene que aclarar si le fue ofrecida información personal, delicada, confidencial o como se la denomine, sobre el ex director nacional de policía Mario Layera, y si la recibió efectivamente, qué hizo con ella y por qué la aceptó. Es preciso saber cuándo y quién se la entregó, a través de quien y debería explicar por qué actuó así y por qué no actuó como corresponde, denunciando el hecho porque él bien sabe que está violando la ley.
En la mañana de este miércoles, Informativo Sarandí divulgó el contenido de otro de los numerosos chats contenidos en el celular de Astesiano. En esa conversación se menciona a Mario Layera, quien fuera director nacional de Policía durante el último gobierno del Frente Amplio.
El diálogo se dio en marzo pasado, en medio del debate acerca de la Ley de Urgente Consideración (LUC). El 17 de marzo Layera tomó partido públicamente contra dicha norma, y el presidente Lacalle Pou le respondió de manera también pública durante declaraciones a la prensa.
Al día siguiente, Astesiano recibió un mensaje de un particular: “Tengo información sobre Layera, si interesa, cuando puedas llamame”, decía el texto.
Rato más tarde, Astesiano respondía lo siguiente: “Buen día, Luis dice que si tiene algo para llevarme, algún informe, foto o lo que sea. Me dijo que destaque que es súper reservado, solo nosotros cuatro sabemos de esto”.
Si todo lo que dicen estos chats es cierto y no una bravata de un perejil (lo dudo), Lacalle debería dejar de lado su soberbia, su “yo soy garantía de trasparencia” y por el bien de la república renunciar. No debe estar en el cargo ni un minuto más.
La primera vez que oí hablar de las cloacas del Estado fue en España, en la entonces recién recobrada democracia, cuando Adolfo Suárez era jefe del primer Gobierno constitucional luego del franquismo. Pasó mucha cosa en España desde ese momento y el propio Estado debió realizar una hercúlea labor de limpieza de las cloacas, pero no alcanzó; hoy siguen actuando de diversas maneras y formas.
Hoy Uruguay se encuentra con que esas prácticas han sido aplicadas. Nuestras cloacas están sucias, llenas de mierda y es necesario limpiarlas, desobstruirlas, pero nos encontramos con que ahora el principal des obstructor de esas cloacas es quien las usa. Ya no es un caso donde está vinculado el ex custodio del presidente. Es el presidente mismo. Él es quien usa esas cloacas, quien se sumerge en la mierda, vaya a saber por qué razón y con qué fines. Con esto Lacalle está embarrado. Ahora ya dejó de ser el #CASOASTESIANO es el #CASOLACALLE.
En la suma de ambos casos queda patente que las cloacas del Estado uruguayo, de una forma u otra, existen con todas sus derivaciones y complicidades jurídicas y mediáticas. Hay cloacas chicas y grandes en según qué lugares, y quienes las gestionen.
El Estado está en manos de una pandilla de delincuentes. Vergonzosa actitud para ganar poder, maniobras que revelan bajeza moral y falta de respeto a la legalidad.
En esta cloaca está chapoteando ahora todo el país. De esto se habla en el mundo entero, quizás algo mediado por el mundial de futbol. La defensa de nuestro estado de derecho exige que actúe la fiscalía, que reclame ese celular que con celo guarda las conversaciones del presidente Lacalle con el custodio. Es entendible que no se investigue la información del ámbito privado del presidente, aunque parece que la que importa es la de él solamente porque se investigó la de dos senadores de la república y de un ex director nacional de policía, pero, ¿no habría que investigar todo lo que tenga que ver con su cargo y actividad relacionada al mismo, más ahora conocido esta nueva información?
El Gobierno con su presidente a la cabeza deben dejar de mentir, de decir que se comieron un garrón o de callar cuando se les interroga. Ya basta.