Días pasados, se dio un nuevo paso en un ambicioso proyecto ambiental, cuyo objetivo es llegar a todo el departamento y cuyo puntapié inicial se dio en Carlos Reyles en mayo de este año.
Este es impulsado por el Departamento de Desarrollo y Medio Ambiente de la Intendencia de Durazno, a través de la División Medio Ambiente, la que instaló una planta de MEN (microorganismos eficientes nativos) en el Bioparque Washington Rodríguez Piquinela. Se trata de la segunda planta de estas características en nuestro departamento.


“Esta iniciativa surge a partir de los problemas ambientales ocasionados por las aguas servidas, manifestando malos olores, en aquellos lugares donde no cuentan con saneamiento.
Los MEN son un producto vivo y ecológico, compuesto por grupos de bacterias y hongos que trabajan de forma colectiva, beneficiando a los recursos naturales”, dijo la técnica ambiental Dayana Piñeyro.
“Los beneficios que cumple este producto son los siguientes: degradación de materia orgánica, mejoran las aguas residuales, disminuyendo malos olores que las mismas provocan, ‘disponibilizan’ nutrientes, promueven el crecimiento vegetal, disminuyen patógenos, limpia y desinfecta suelos, cerámicas, azulejos, mesadas, paredes, patios, graseras, combate hongos, virus y bacterias, degrada materia orgánica y quita malos olores, evita obstrucción de graseras, inhibe el desarrollo de patógenos e insectos”, agregó.
Esta producción de MEN será aplicada en el Bioparque y en las oficinas de los Centros de Integración Barrial y, cuando se tenga un stock importante, se entregará en forma gratuita a los vecinos que estén interesados, tal como se hizo en Carlos Reyles.
¿Qué son los MEN?
Los MEN son microorganismos eficientes nativos que conforman un producto vivo y ecológico, compuesto por grupos de bacterias y hongos.
Tienen como objetivo colaborar en la descomposición de materia orgánica, mejorar las aguas residuales y mantener las graseras y los procesos de saneamiento. También evitan malos olores, reducen la población de moscas y mosquitos en aguas estancadas y promueven la disponibilidad de nutrientes y el crecimiento de vegetales.
“El proceso consta de una parte sólida y una parte líquida. Nosotros nos ocupamos de los dos, y el que se entrega después es el líquido. Para generar el líquido, tenemos que tener el sólido, que es una captura de microorganismos que se hace en un monte, lo más añejo posible, y que en su entorno no esté aplicado con algún tipo de fertilizante o insecticida.
En el término MEN, cuya última letra significa nativo, no se trata del monte nativo ya que algunas personas se confunden, sino que refiere a la captura de microorganismos; la hacemos en un monte añejo, por ejemplo de eucaliptus, y no es nativo por el monte, sino por el microorganismo que se encuentra en nuestro suelo. Es algo muy importante, parece simple, pero a veces la gente se confunde.
Se captura ese microorganismo, el primer mantillo que hay en el suelo, donde se encuentra la hoja del eucaliptus entrando en descomposición, se saca y se toma la parte media, donde uno toca la tierra y nota que se encuentra a una temperatura media.
Luego de capturada, se hace una mezcla con afrechillo, leche y levadura. Se hace una masa madre, la que luego va a una terrina, se la presiona para sacarle el aire, se prende fuego y se tapa el recipiente para que sature el oxígeno.
Esta es una forma, aunque también existe otra, que es de la misma manera, pero la parte húmeda se la da con el mismo MEN. Nosotros, que producimos MEN, vamos a realizar el stock de sólidos con el mismo MEN.
Posteriormente, y por 21 días, el producto tiene que estar totalmente sin oxígeno. Si se abre antes de ese tiempo, queda perdido el trabajo.
Pasado ese período, llega la fase líquida, donde lo que se hace es, en una terrina de más de 260 litros, se colocan 5 litros de melaza, se disuelve lo que más se pueda en agua y, si es la común, la de la canilla, es mejor que se coloque 2 o 3 días antes en la terrina y dejarla en contacto con el sol para disolver el cloro. Lo otro que se puede hacer es juntar de la lluvia.
El sólido se coloca en una bolsa de lienzo o arpillera y se coloca en la terrina con 260 litros de agua y cinco de melaza por ocho días, luego se cosecha y ahí se genera el líquido que tenemos en stock”, explicó Piñeyro sobre el proceso, que parece complicado, pero que aplicando en forma rigurosa la técnica se puede hacer en cada casa o en el barrio, en un trabajo comunitario, ya que la materia prima se encuentra al alcance de la mano.
Hay que tener en cuenta que con este producto, que desde el punto de vista ambiental es sustentable y sostenible, se pueden obtener los mismos resultados que con los productos químicos a los que uno accede para solucionar problemas de cañería en nuestros hogares.
“Lo importante es que la gente lo aplique, se cope con la idea. En el caso de que no se tenga saneamiento y se tenga pozo, se aplica de la siguiente forma: un litro de MEN al mes en el pozo, y en el caso de contar con saneamiento, lo que se hace es aplicar un litro por semana: se fracciona ese litro y se coloca en la ducha, palangana del baño, inodoro, en la grasera, todo esto preferentemente cuando la actividad del hogar está inactiva, ya que si uno aplica esto y se abre la canilla, se tira la cisterna, se genera mucho movimiento de agua, entonces termina en la nada.
La idea es que genere un reposo en la noche, y eso hace que aumente la degradación de la materia orgánica, lo que va de la mano a la reducción de los malos olores que esto causa”, aseguró la técnica.
Próximamente en otros puntos del interior
Es importante señalar que este proyecto inició en Carlos Reyles, dada la preocupación de los vecinos, porque, al no contarse con saneamiento, las aguas servidas que circulaban por las calles provocaban malos olores.
Es así que allí se implementó la primera planta para dar solución a dicho problema ambiental, debido a que esas aguas terminaban contaminando muchos recursos naturales. De esta manera, con este proceso se dio respuesta a esas dos situaciones problemáticas: la contaminación y el mal olor.
El equipo responsable de este proceso ya tiene planificado extender la experiencia en Sarandí del Yí, La Paloma y Centenario, para luego llegar a todo el departamento y distintos barrios de la ciudad de Durazno; uno de estos será Las Violetas, donde se encuentra la huerta orgánica.