El viernes pasado fue el último día de funcionamiento del albergue transitorio para personas en situación de calle, en el que trabajaron varias instituciones como el Ministerio de Desarrollo Social, la Intendencia de Durazno, la Fuerza Aérea Uruguaya, ASSE, entre otras.
Víctor Larregui, director departamental del Ministerio de Desarrollo Social (Mides), al referirse al cierre de esta etapa, que demandó largas jornadas de trabajo, expresó en sus redes sociales: “este viernes cerró sus puertas en Durazno el refugio de invierno 2022, tras 130 noches ininterrumpidas se alternaron unas setenta personas. Agradecemos a la Brigada Aérea, Intendencia de Durazno, Jefatura de Policía, Hospital Dr. Emilio Penza y al MIDES, Destacamos el trabajo del equipo de calle, que, en noches de mucho frío y algunas con lluvia, lo dio todo”. Acompañó sus palabras con algunas fotografías del albergue.
El programa denominado Frío Polar, que impulsó el Ministerio de Desarrollo Social junto con otras instituciones en Durazno, atendió a 70 personas en situación de calle y funcionó en las instalaciones de la Brigada Aérea de Santa Bernardina.
El proceso comenzó con recorridas para verificar la presencia de personas en dicha situación, posteriormente en el hospital se les hizo una revisión médica y en forma voluntaria fueron trasladadas al albergue transitorio nocturno, donde se les brindó alimentación, una ducha y un lugar cómodo para dormir.
Como se mencionó, desde que se implementó este programa en el presente año se atendió a 70 personas. Esto no quiere decir que todas fueron a la vez ya que, al ser voluntaria la concurrencia, no todos asistieron todos los días. El día en el que concurrieron más personas estas fueron 13. Del total de personas, el 10 % fueron mujeres y el restante 90 % fueron hombres.
Rutina laboral
Para tener una idea del trabajo que se realizó de lunes a domingo, durante 130 jornadas seguidas, el personal del Mides interactuaba con Policía Comunitaria desde las primeras horas de la mañana a los efectos de cruzar información, ya sea por la constatación de gente que aparece en situación de calle o de aquellos que se presentan en la sede del Mides o en alguna seccional policial, donde se les indica que para concurrir al refugio, primero, deben pasar por el hospital y solicitar una certificación médica que les permita ingresar al refugio.
A la hora 18:00 se realizaba la primera recorrida, 18:30 se abrían las puertas de las oficinas del Mides para recibir gente que voluntariamente tenía la intención de ir al refugio y 19:30 se iniciaba el traslado hacia la Brigada Aérea 2.
En el refugio, ni bien llegaban las personas se ubicaban, se les daba tiempo para que se higienizaran, se les brindaba la cena y se los dejaba descansar hasta la mañana siguiente, cuando se les ofrecía el desayuno.
En cuanto a la convivencia —un tema para nada menor—, se informó que esta fue muy tranquila, más allá de alguna pequeña diferencia típica entre seres humanos.
Reinserción familiar
Las circunstancias de la vida hicieron que estas personas se encuentren en esta situación de vulnerabilidad, donde no tienen una vivienda, un trabajo estable y la contención familiar. Es por ello que el equipo técnico del Mides ha trabajado para restablecer el vínculo de estas personas con sus familiares, una tarea muy compleja que se implementó en conjunto con Policía Comunitaria.
En este sentido, se habló con ellos para obtener información sobre el lugar de procedencia, el motivo por el cual están donde están y sus vínculos familiares, con el objetivo de que retornen al seno de sus familias, afectos y barrios, que es donde se entiende van a estar cómodos, y en algunos casos se logró esa reinserción.

Un dato importante es que de las 70 personas que pasaron por el albergue transitorio nocturno un 25 % no es oriundo de nuestro departamento.
¿Y ahora qué?
Si bien la llegada de la primavera con el gradual aumento de la temperatura dejó atrás el frío invierno y con ello la culminación de este programa, el problema de estas personas no ha culminado y continúan en situación de calle, algunos con la expectativa de cambiar su realidad y otros ya acostumbrados a esa forma de vivir.
Lo cierto es que se debe trabajar en forma interinstitucional para crear los mecanismos y las oportunidades para atender la problemática que en nuestra ciudad afecta a casi un centenar de personas, generar las condiciones para que puedan acceder a una vivienda y un trabajo que los dignifique y reinsertarse en el sistema educativo.
No es una tarea fácil y para algunos quizá una quimera, pero si pretendemos evolucionar como sociedad, una de las imágenes que debemos desterrar es que compatriotas duerman en la calle, expuestos en su vulnerabilidad.