La icónica obra “Un Cristo en la cruz” vuelve a exhibirse tras 20 años en el nuevo edificio de Lavalleja 803.
Este jueves inauguran nueva sede del Museo Claudio Silveira Silva
Con un acto oficial a realizarse este jueves 7 de mayo a las 19:00, quedará inaugurado el nuevo emplazamiento del Museo “Claudio Silveira Silva”, que dejará su antigua sede en Zorrilla de San Martín para instalarse en Lavalleja 803 casi Rivera, el edificio que hasta hace poco albergaba el Taller de Artes Plásticas.
Durante la ceremonia harán uso de la palabra el Intendente Lic. Carmelo Vidalín y Héctor Claudio Silveira Gorski, hijo del artista, quien hablará en representación de la familia.
Nuevas obras y una pieza emblemática
Además del acervo permanente del museo, se incorporarán 30 grabados, cuadros de madera, 5 óleos, 5 pasteles, 11 esculturas, 2 retablos pintados y 2 retablos de pared. Todas estas piezas fueron cedidas en calidad de préstamo por la familia Silveira Gorski.
La atracción principal será la emblemática escultura “Un Cristo en la cruz”, una obra icónica creada en 1969 para la Iglesia de Durazno, que vuelve a exhibirse al público tras 20 años.
“Un grande que consideramos duraznense”
Semanas atrás, al recibir las obras, Vidalín subrayó el valor del artista:
“Nos sentimos honrados de recibir estas obras de un grande, que él fue de allá de Río Branco pero que nosotros lo consideramos siempre como un duraznense”.
También explicó el motivo del traslado:
“El museo estaba en un lugar valioso pero poco visible. El nuevo edificio, mejor acondicionado, permitirá que las obras estén en un sitio más accesible, con espacio para muestras itinerantes y que el museo cobre vida”.
Claudio Silveira Silva: vida y obra
Claudio Silveira Silva nació el 15 de enero de 1935 en Cerro Largo y falleció el 21 de enero de 2007 en Barcelona. Estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes con Vicente Martin, Iberé Camargo y Adolfo Pastor. Se radicó en Durazno en 1960, dirigió el Taller de Artes Plásticas y fue docente en secundaria.
Expuso por primera vez en 1961. Entre 1962 y 1967 fue becado a París, donde comenzó su trabajo con madera. En 1974 se exilió a Francia y luego se radicó en forma definitiva en Barcelona. Obtuvo el Primer Premio del Salón Nacional de Bellas Artes en 1963 y participó en destacadas bienales internacionales. En 2012, el Museo Nacional de Artes Visuales le rindió homenaje con una gran exposición retrospectiva.