Hoy, sábado 1 de marzo, asumirá como presidente Yamandú Orsi, convirtiéndose en el 43.º mandatario de la historia democrática de Uruguay. Con Orsi se presenta un elemento novedoso: es el primer presidente electo democráticamente nacido en el interior del país, lo que pone de manifiesto, una vez más, el centralismo montevideano que ha caracterizado a la política uruguaya.
El gobierno que inicia hoy se enfrentará a una serie de desafíos, tanto internos como externos. Estos desafíos pueden influir significativamente en su capacidad para implementar políticas y alcanzar sus objetivos. Hagamos un repaso, a grandes rasgos, de cuáles son esos desafíos.
Desafíos internos:
Uno de los principales desafíos será generar consensos políticos para llevar adelante sus políticas, dado que el partido de gobierno no tiene mayoría parlamentaria en una de las cámaras. En efecto, en la Cámara de Diputados no hay mayoría para ningún partido, por lo que será necesario negociar de manera constante para evitar bloqueos legislativos. Esta situación, sin duda, ralentizará la promulgación de leyes.
También será clave gestionar las diferentes corrientes internas dentro del Frente Amplio para mantener la unidad de la coalición y, por ende, del gobierno.
La economía nacional estará bajo la conducción del economista Gabriel Oddone, aunque ya existen discrepancias dentro del propio partido de gobierno. Mantener y hacer crecer los salarios será un tema central, con Oddone y el ministro de Trabajo, Juan Castillo, desempeñando roles clave para consensuar la política salarial.
Mantener el crecimiento económico y la estabilidad fiscal será otro desafío importante. El país enfrenta un panorama económico complejo, con la necesidad de impulsar el crecimiento tras una década de expansión moderada. Es esencial fomentar la innovación, atraer inversiones y mejorar la competitividad de las industrias nacionales. La generación de empleo y la reducción de la desigualdad son objetivos clave que requerirán políticas efectivas. La inflación, aunque actualmente controlada, siempre será un tema que demandará atención.
Seguridad pública: La lucha contra la delincuencia y el narcotráfico es una de las principales preocupaciones de la población. El gobierno deberá implementar políticas efectivas para mejorar la seguridad y la convivencia ciudadana. La inseguridad fue un factor clave en la derrota del Frente Amplio en las elecciones de 2019, y el gobierno que finaliza no ha logrado resolver este problema.
Educación y salud: Mejorar la calidad de la educación y garantizar el acceso a servicios de salud de calidad son desafíos persistentes. La inversión en ambos sectores es fundamental para el desarrollo del país. También será necesario fortalecer los sistemas de seguridad social para garantizar su sostenibilidad y calidad, especialmente en un país con una población envejecida. El gobierno ha definido abrir una mesa de diálogo sobre la seguridad social.
Cohesión social: Abordar las desigualdades sociales y promover la inclusión son desafíos importantes. En este sentido es doloroso ver la cantidad de gente que vive en la calle. En Montevideo según el último censo realizado por el Ministerio de Desarrollo Social en el año 2023 se registraron 2.755 personas en situación de calle. De estas, 1.360 se encontraban a la intemperie y 1.395 en refugios. Para este año, a ojos vista se ha incrementado el número de los sintecho. En el resto del pais la situación no es tan dramática pero la problemática se ha incrementado. Los departamentos con mayor incidencia de personas en situación de calle son Maldonado, Canelones, Rivera y Salto. Por otro lado, aún persisten altos índices de pobreza infantil, por lo que será esencial implementar políticas que aborden estas problemáticas y promuevan una distribución más equitativa de la riqueza.
El gobierno que comienza hoy también enfrentará desafíos ambientales, siendo el principal la gestión del agua. En este ámbito, se tomarán decisiones críticas sobre el abastecimiento de este recurso, incluyendo el polémico proyecto Arazatí. Además, Uruguay, como muchos otros países, enfrenta los efectos del cambio climático, como sequías, inundaciones y otros fenómenos climáticos extremos, que podrían afectar la producción agrícola.
Desafíos externos:
La incertidumbre económica mundial, con posibles recesiones, inflación y fluctuaciones en los precios de las materias primas, podría impactar las exportaciones y la inversión extranjera en Uruguay. Las tensiones geopolíticas y los conflictos comerciales pueden generar volatilidad en los mercados internacionales, lo que afectaría negativamente la economía uruguaya. En este contexto, mantener relaciones diplomáticas equilibradas con países clave como Argentina y Brasil será fundamental. Ya se sabe que Uruguay se orientará hacia una relación de privilegio con Brasil, y en esto tendrá un rol clave el futuro embajador en Brasilia, el ex vicepresidente y ex canciller Rodolfo Nin Novoa. Además, será esencial fortalecer la posición de Uruguay en el Mercosur y explorar nuevas oportunidades de integración regional para garantizar el desarrollo económico y la estabilidad política. Por último, la relación con China también será crucial, especialmente en términos de inversiones y acuerdos comerciales.
Este es un panorama de los desafíos que Yamandú Orsi y su gobierno deberán enfrentar en los próximos años, tanto en el ámbito interno como externo.
Para el final, y esta es una apreciación absolutamente personal: la asunción de Yamandú Orsi como presidente se va a realizar, al final en la plaza Independencia, además de un acto artístico. Mas allá de los cambios, de las idas y venidas por el tema relativo a la situación climática, hubiera deseado que la preparación del mismo fuera más sencilla y austera. En la Plaza Independencia desde hace varios dias se ha estado montando un escenario y gradas como si fuera a realizarse un recital de los Rolling Stone. Es cierto que lo que puede costar montar esa infraestructura no mueve la aguja, pero en momentos de restricciones presupuestales es necesario dar una señal de austeridad republicana. Es cumplir con el axioma básico de la comunicación: todo comunica.