En Durazno, el busto del Brigadier General Manuel Oribe “salió de paseo sin permiso” y puso otra vez en primer plano el tema de la inseguridad urbana.
La escultura, ubicada junto a la plaza Rodó, desapareció durante el fin de semana y fue recuperada poco después en el barrio Mirador, tras un operativo policial que incluyó el análisis de cámaras de seguridad.
El busto de bronce, símbolo de uno de los fundadores de la nación y del Partido Nacional, fue hallado intacto, aunque con evidentes marcas del viaje. “Volvió a casa, pero con más historias que antes”, comentó entre risas un vecino que siguió de cerca el operativo.
Un robo que nadie entendió
El hecho provocó indignación, sorpresa y una buena dosis de humor entre los duraznenses. “Hay robos que no se entienden, pero este fue casi filosófico: se llevaron a Oribe… de la calle Oribe”, ironizó un comerciante de la zona.
Autoridades municipales confirmaron que la pieza fue trasladada a dependencias de la Intendencia para su restauración y futura reinstalación.
El intendente Felipe Algorta manifestó su repudio al hecho y aseguró que “el patrimonio también necesita custodia”, adelantando que se reforzará la vigilancia en monumentos y espacios públicos.
Una broma con fondo serio
Más allá de la anécdota, el robo del busto se inscribe en un contexto de creciente preocupación por la seguridad ciudadana.
Vecinos señalan que los disparos, hurtos y daños al patrimonio se han vuelto frecuentes, reflejando una realidad que antes parecía ajena al interior.
“Durazno era un lugar donde se podía dejar la bicicleta en la vereda y saludar al vecino sin mirar atrás. Hoy tenemos que mirar dos veces”, comentó un residente del barrio Rodó.
Oribe, símbolo de historia y de memoria
El busto del Brigadier General Manuel Oribe marcaba el inicio de la calle que lleva su nombre. Héroe de la independencia, presidente de la República y fundador del Partido Nacional, Oribe también protagonizó la Batalla de Carpintería, ocurrida precisamente en Durazno, donde nacieron las divisas blanca y colorada.
Su figura, más de 180 años después, volvió a unir al pueblo, aunque sea por un episodio tan insólito como simbólico: la desaparición —y regreso— de su efigie.
Final con moraleja
La escultura regresará a su pedestal en los próximos días, esta vez bajo vigilancia reforzada.
Entre tanto, la historia del busto viajero deja una enseñanza con tono de humor duraznense:
“Si hasta los próceres salen de noche sin permiso, algo tenemos que revisar entre todos.”

















