El representante empresarial en el BPS, José Pereyra, advirtió en Durazno que el peso del Estado y la falta de políticas activas están empujando a la informalidad y destruyendo empleo.
Criticó la “angurria recaudadora” del organismo y afirmó que se vive una “sociedad hipócrita, donde el Estado se da privilegios mientras castiga al que produce”.
En una visita a Durazno, el director del Banco de Previsión Social (BPS) en representación del empresariado, José Pereyra, realizó un diagnóstico severo sobre la situación económica del país y el impacto del peso estatal en la actividad privada.
“La informalidad tiene una relación directa con el comportamiento del Estado, no con las necesidades del contribuyente de dormir tranquilo y estar al día con sus aportes”, señaló Pereyra, en diálogo con El Acontecer.
Recaudación y asfixia
Según el jerarca, el organismo recauda cada vez más, mientras miles de emprendimientos no logran sobrevivir los primeros dos años.
“Nadie se pregunta si el empresario tiene fondos para pagar. El Estado siempre cobra primero, incluso cuando sus necesidades son mayores que las del ciudadano”, afirmó.
Pereyra advirtió que la alta carga impositiva y las regulaciones excesivas alimentan la informalidad y recordó el caso de los transportistas:
“Los laudos altos y la carga impositiva generan una economía paralela, y el Estado mira para otro lado”.
Dólar y desequilibrios
El empresario también cuestionó la política cambiaria actual, con un dólar “planchado” que —según dijo— “genera una dicotomía entre el campo y la ciudad”.
“El dólar ya ni siquiera es recomendable para el ahorro. Pero muchos sectores exportadores siguen sosteniendo, con su esfuerzo, la estabilidad del Estado”.
“Gestores del caos”
Respecto al presupuesto nacional recientemente presentado, Pereyra fue tajante:
“Ya no hay actores políticos que hagan soñar al ciudadano con un cambio. Solo gestionan el caos que heredan, sin ideas nuevas. Pagamos muy caro a políticos que administran un Estado que solo genera problemas y no soluciones”.
Diferencias territoriales
El representante empresarial señaló que cada departamento presenta realidades distintas.
“Las soluciones pueden ser las mismas, pero los problemas son diferentes. En Rivera, por ejemplo, el intendente y el Centro Comercial viven del otro lado de la frontera. No sienten el peso del Estado del que forman parte”, ironizó.
Proyecto de amnistía
Pereyra valoró la posibilidad de que el Parlamento retome un proyecto de amnistía o refinanciación para empresas con deudas ante el BPS.
“Sería una señal positiva. Necesitamos empresarios que inviertan, no que huyan. Hoy el BPS se ha vuelto el golpe final para muchos”.
Estado y pobreza
Para el director, el mejor ejemplo de la crisis es el programa Jornales Solidarios:
“Se anotaron 160 mil uruguayos para 5.000 cupos. Eso refleja una alarma roja. Y lo más grave: el propio Estado paga sueldos por debajo del mínimo. Si lo hiciera un empresario, sería el ogro. Pero cuando lo hace el Estado, se lo justifica”.
Hipocresía y esfuerzo
“Le exigimos al nueve de la selección lo que no le pedimos al vecino. Queremos que el jugador se mate entrenando, pero no exigimos lo mismo a quien cobra del Estado y falta al trabajo”, apuntó Pereyra, al citar que 230 millones de dólares del déficit del BPS se explican por certificaciones médicas.
“Somos una sociedad hipócrita. El éxito depende de cada uno, de dar lo mejor. Pero el Estado se reserva los privilegios: autos oficiales nuevos, mientras no hay fondos para una ambulancia”.
“El BPS es un organismo angurriento de dinero”

Sobre la política de inspecciones, fue categórico:
“Estamos haciendo juicios por menos de 10.000 pesos a unipersonales. El BPS no busca formalizar: busca cobrar. Es un organismo angurriento de dinero. Y ni siquiera quienes trabajan en el Estado creen que se reparta correctamente”.
Pereyra concluyó reclamando una reforma ética y moral en el país:
“No se trata de igualar hacia abajo, sino de premiar la virtud. La igualdad debe ser en oportunidades, no en resultados”.

















