Aquella primera canción del año 1992 dejó su huella, marcando el camino para una prolífica carrera artística que supera los 30 años. Ahora, en 2025, los proyectos se renuevan al igual que las canciones y los ritmos, pero en todos los casos –ayer y hoy, en 1992 o en 2025– es Santiago González quien pone su firma.
El compositor, músico y cantante duraznense habló largo y tendido con El Acontecer. Desgrana su carrera artística, sus actuaciones en pequeños espacios de Montevideo o en grandes recitales de Durazno. Nos habla de sus creaciones, de los motivos que despiertan sus ganas de componer y del tiempo. Ese inexorable enemigo que avanza lento pero constante, que nos obliga a pensar en el futuro, pero al cual se puede combatir cantando.
Invierno del 92
“Comenzamos por el año 1992, en el 94 nos afianzamos y actualmente estamos llegando a la recta final, en proceso de despedida”, comienza diciendo, mientras se ve obligado a repensar aquellos primeros tiempos.
Para aliviarle la carga, le comentamos que en estos años atravesamos diferentes formas de la música, desde los viejos discos y cassettes hasta las actuales plataformas digitales, desde los tiempos en que una lapicera nos ayudaba a colocar la cinta en su punto justo, hasta un presente disfrazado de futuro que nos muestra la infinitud de las posibilidades.
“Cuando arrancamos con el dúo Andrés y Santiago, en el 94, recuerdo que con Héctor Rielli hicimos los primeros intentos de grabación de canciones en un cassette de cromo que era lo mejor que había. Cuando fuimos a Montevideo hicimos algún intento en estudio, eran grabaciones en cinta que no se concretaron por su alto costo de entonces, era el año 98. En Durazno intentamos con Rómulo Amiasshoro y su estudio de grabación, accediendo al CD para presentar al concurso ‘De todas partes vienen’ que organizaba el Ministerio de Educación y Cultura. Salimos ganadores del concurso con 4 canciones y pudimos cerrar aquel ciclo en Sala Zitarroza con una muy linda experiencia. Siempre era una dificultad poder grabar, hoy en día lo vemos en perspectiva y en eso se ha democratizado mucho el acceso a la música”, nos dice.
Entiende que esa democratización también permite hacer música en igualdad de condiciones, tanto para aquel artista que vive en las grandes capitales como el que reside en el interior profundo del departamento de Durazno.
Él, en primera persona, cuenta su experiencia, destacando el potencial que tiene el centro del país como tierra de grandes festivales telúricos.
“La música que nosotros hacemos, las canciones que hacemos, tienen raíz folklórica pero es música urbana, es para otros espacios, intimista, exige otras contemplaciones del receptor que se perderían en otros espacios masivos. En realidad nuestro referente es Fernando Cabrera, Eduardo Darnauchans, Mauricio Ubal, son canciones más intimistas y requieren que el espectador esté en un espacio más reducido. No es la intención ser artista masivo, nuestro desvelo siempre fue hacer canciones y mirar algunos referentes locales que hacían canciones que nosotros admirábamos como José María Santini, Pope Andriani, Miguel Rossano, que son las personas que miramos cuando hacemos canciones”, nos dice quien piensa en el público como primer destinatario de lo que hace.
¿Es muy vanidoso pensar que tu público es inteligente al elegir esta música?
“Es muy vanidoso pensar así, el receptor al cual apuntamos tiene ciertas inclinaciones por ciertos goces estéticos y otros tienen otras inclinaciones. Entonces, no es por menospreciar nada sino que hay públicos diversos que hoy con las plataformas se observa claramente. Hay música de todos los estilos, para todos los públicos que uno quiera. La masividad o no depende de otros aspectos que sería largo discutir”.
Cuando no hace música, cuando no compone, escucha música. Santiago no es ajeno a las nuevas propuestas pero sin escapar de los orígenes. Consultado sobre aquellos discos que escucha en setiembre de 2025, dice “estoy retomando el tema de los vinilos que había abandonado. Me identifico con la música popular uruguaya, de lo nuevo pude acceder a través de mi hijo a Alan Sutton y las Criaturitas de la Ansiedad que me pareció un espectáculo muy bueno que pudimos verlo en vivo. Hay canciones nuevas espectaculares, referentes nuevos, pero me quedo con la música que me acompañó siempre. En algún momento apareció Drexler y mis gustos van por ese lado”, nos cuenta, mientras abre su intimidad a los lectores de El Acontecer.
Muchos duraznenses, generados en el folklore o la música típica, le cantaron al campo y sus gorriones, a la gente y sus hábitos y costumbres. Santiago González le escribió a otras cuestiones, aunque no alejadas de la ciudad de Durazno y sus vivires cotidianos.
“Hay una raíz folklórica porque se pueden escuchar milongas y candombes en nuestras bases de canciones, la temática no es rural aunque hay temática cotidiana, existencialista quizás, buscando un pulido poético en la letra que sea distinto. Por allí ha pasado la creación de nuestras canciones”, relata mientras habla del final de una carrera.
“Lo vemos como un final, es una cuestión muy linda haber podido transitar por muchos lugares, haber puesto música a poemas de Idea Vilariño, que hayamos podido ir a Montevideo y con esa canción haber ganado un premio, que esa canción pueda estar en el disco ‘Dos centenarios’ producido por Montevideo Music Group, haber ganado un primer premio a tema inédito en el concurso de Durazno referido a las Primeras Llamadas del Interior y que haya sido interpretado por José María Santini, haber cerrado el ciclo en Sala Zitarroza, haber tocado con Diego Kuropatwa y Fabián Severo (Nota de la Redacción: Severo fue nombrado recientemente integrante de la Academia Nacional de Letras y Kuropatwa fue ganador del premio de la FIC en 2019)… esas compartidas han sido los grandes premios de este camino. Veo como un cierre de ciclo y de caminos, voy a seguir haciendo canciones pero no nos interesa mucho el tema del espectáculo y de lo artístico”.
Rompecabezas

Cuando piensa en finales aparece el proyecto Rompecabezas, el cual reúne todas las canciones. Son cerca de 30, divididas en tres partes. Se lanzaron las dos primeras y se culmina por estas horas la tercera y última, siempre con Spotify como soporte de escucha digital.
Aparecen allí, desde las canciones, amigos de Santiago de toda la vida. “Han volcado en esas canciones todo su afecto, cariño y creación. Nosotros estamos muy conformes, pudimos tener la oportunidad de contar con un excelente guitarrista como Matías Romero –de Paysandú, radicado en Montevideo hace mucho tiempo, toca con el Cuarteto Ricacosa-. Esos son premios que las canciones han tenido, no yo en lo personal, y eso es lo importante”, concluye en su diálogo con El Acontecer, valorando en el final que “estamos haciendo lo que nos gusta hacer. Siempre destaco haber contado el apoyo de un músico referente como Rúben Olivera que ha tenido palabras de aliento y de apoyo hacia algunas de estas canciones, para nosotros es una guía importante para decir que lo elegido como camino de canción, está bien”.
Se despide, su música suena de fondo, alternando candombes y milongas, guitarras y tambores. Es Santiago González, quien nos permite con Rompecabezas tener el acceso libre a parte de lo más importante que la cultura musical local nos ha regalado en el último tiempo. Desde 1992 hasta el 2025.











