El sacerdote Juan Andrés Verde, conocido como el ‘Gordo’ Verde, visitó Durazno junto a su grupo Cireneos, participando de un encuentro con jóvenes de la Parroquia San Pedro y reafirmando el compromiso de la organización con los pilares de vivienda digna, educación y fe.
El mes de agosto viene siendo particularmente intenso para el sacerdote católico Juan Andrés Verde. Lo comenzó en Roma, participando del encuentro mundial de jóvenes católicos junto al Papa Francisco, en el marco del Jubileo de la Esperanza. Allí compartió lo que definió como “una experiencia difícil de explicar, pero increíble de vivir”.
De regreso en Uruguay, fue Durazno el destino elegido. La Parroquia San Pedro lo recibió junto a un importante número de jóvenes, en lo que fue su primer encuentro cara a cara en esta comunidad. Acompañado por misioneros de Cireneos, el sacerdote explicó que el propósito central fue “apoyar las iniciativas de los grupos juveniles de la Parroquia San Pedro”.
Con una fuerte presencia en redes sociales, Verde continúa trabajando con la Asociación Civil Cireneos, fundada en 2017 junto a jóvenes misioneros. Este colectivo busca brindar apoyo integral a familias que viven en extrema precariedad, con una labor que se estructura en tres pilares fundamentales: vivienda digna, educación y fe. Actualmente, sus acciones se desarrollan en barrios vulnerables de Montevideo, Canelones, San José y Cerro Largo, y ahora se sumó Durazno a la agenda.
Tres pilares de acción
En lo que refiere a vivienda digna, Cireneos trabaja en soluciones habitacionales transitorias y permanentes para mejorar la calidad de vida de familias en situación vulnerable. “A través de viviendas temporales seguras y proyectos de construcción de hogares definitivos, ofrecemos refugio a quienes más lo necesitan, promoviendo su bienestar y desarrollo”, señalan desde la organización.
Un ejemplo concreto de este accionar se dio junto a la iniciativa ‘Rancho Cero’, cuando entregaron la primera solución habitacional en Salto a una familia beneficiaria identificada por la Fundación Pérez Scremini.
En el pilar de educación, la organización se centra en talleres de apoyo escolar, capacitación en oficios, asistencia y educación en salud, con el objetivo de mejorar las oportunidades de desarrollo personal y comunitario. Estas instancias buscan empoderar a las personas y dotarlas de herramientas educativas y formativas que promuevan un crecimiento equitativo y sostenido.
Finalmente, la fe constituye el tercer pilar y se inspira en la figura de Simón de Cirene, con el compromiso de “acompañar y aliviar las cargas de quienes más lo necesitan, brindando apoyo solidario y contribuyendo a mejorar su calidad de vida”.
Trabajo en territorio
Las acciones de Cireneos se han focalizado en zonas como el barrio Santa Eugencia, en Bañados de Carrasco (Montevideo), donde 250 familias viven en condiciones de extrema precariedad. También desarrollan actividades en el barrio Rambla Costanera, en Paso Carrasco (Canelones), donde trabajan con familias que enfrentan realidades complejas.
En Melo, Cerro Largo, un grupo de ocho jóvenes conformó un coro en 2022 para cantar en las misas de la parroquia Salesiana, sumando una expresión artística al trabajo comunitario. En San José, el sacerdote Emiliano García, párroco de Nuestra Señora de Fátima, impulsó la llegada de Cireneos tras constatar la necesidad de extender el proyecto a esa ciudad.
Durazno ahora se suma a este mapa de acción, con un compromiso renovado de fortalecer los espacios juveniles, acompañar las iniciativas de la comunidad y sostener los tres pilares que guían la obra del ‘Gordo’ Verde y su equipo misionero.











