En una fría tarde de julio, la literatura unió generaciones y contextos muy distintos. Personas privadas de libertad en la Unidad Nº 18 del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR) participaron en un taller literario junto a integrantes de UNI3 Durazno, en una jornada que combinó poesía, reflexión y emoción.
Durante más de una hora, los internos recitaron versos propios, leyeron a Walt Whitman y compartieron payadas ante un auditorio colmado. Del otro lado, los adultos mayores de UNI3 —coordinados por el profesor Juan Carlos Fuentes— ofrecieron lecturas y donaron libros a la biblioteca del centro carcelario.
“Una de las cuestiones que ejercemos es la libertad desde el momento en que pronunciamos una palabra”, reflexionó Fuentes, destacando la importancia de la expresión escrita como herramienta de transformación personal.
La actividad fue organizada por UNI3 Durazno con apoyo del Ministerio de Desarrollo Social (MIDES). Estuvieron presentes autoridades de la unidad penitenciaria, como el director Rodrigo Silva, y la directora departamental del MIDES, Leonella Camejo.

a modo de agradecimiento.


Literatura como puente
El taller potenció los intercambios generacionales: jóvenes de menos de 25 años compartieron escenario con adultos mayores, derribando barreras a través de la palabra. También se entregaron textos de otros talleres anteriores, como una producción realizada en la misma unidad hace cuatro años.
“Privado de libertad, pero no de su sueño”, fue la frase que abrió una de las intervenciones de los internos, dando sentido al espíritu del encuentro.
La jornada finalizó con una merienda compartida y con la promesa de que las palabras seguirán abriendo caminos, incluso entre rejas.











